Page 662 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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660   Omar Galíndez COlmenares



             santanderistas y los fieles al Libertador. Por ello, con razón, el general
             Carlos Soublette decía en 1827: “… el nombre de colombiano entre
             nosotros es la cosa más destituida de significación, porque nos hemos
             quedado tan venezolanos, granadinos y quiteños como lo éramos antes
             y quizás con mayores enconos” .
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               La comprensión histórica del proceso de desintegración de la Repú-
             blica de Colombia implica apreciar el complejo sociopolítico de los in-
             tereses de clase presentes en cada departamento del Estado colombiano.
             En Venezuela se había venido desarrollado un movimiento denomina-
             do “La Cosiata”, concretado desde 1826 y desarrollado tempranamente

             en Caracas y Valencia, pero no fue sino la vía expedita para reasumir la
             autonomía del departamento Venezuela. Y en otra dirección, devino en
             un movimiento autonomista, antibolivariano y anticolombiano, cuyo
             fin último no era otro sino concertar un nuevo pacto político: se con-
             jugaban los intereses de la oligarquía caraqueña y de la ascendente élite
             político-militar de la posindependencia con los sectores populares, cuya
             voluntad era: lograr reasumir la autonomía de la Nueva Venezuela y

             rescatarla del dominante poder político bogotano.
               En tanto  en Colombia,  los actos producidos  en Venezuela  de in-
             subordinación contra las autoridades bogotanas o atentatorios contra

             el orden público, protagonizados por Páez en rechazo a las decisiones
             del Congreso y del vicepresidente. Pretendía el vicepresidente enjuiciar
             a Páez, quien era la máxima autoridad militar y política de Venezuela.
             Se le conminó presentarse ante los tribunales colombianos y su negativa
             dio lugar a que Santander, prevalido de su condición de vicepresidente,
             movilizó su estructura de poder en Bogotá para hacer cumplir la ley aun
             aplicando la fuerza. Intentó, infructuosamente, con los jefes militares


             [41]_ O’Leary, Daniel F., Correspondencia, T. VIII (Cartas del General Carlos Sou-
             blette). En Laureano Vallenilla L., Op. cit., p. 100.
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