Page 650 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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648   Omar Galíndez COlmenares



             explotación en el campo venezolano después de la independencia y será
             una rémora que pervivió a lo largo de todo el siglo XIX.
               Pero otro problema muy sensible a la tranquilidad de la nueva repú-
             blica lo representó la libertad de los esclavos que, pese al empeño de

             Bolívar por acabar con ese escollo social, la clase política en el poder se
             escudaba en razones de orden particular, privilegiando a los propietarios
             de esclavos. Bolívar fue enfático en su discurso inaugural del Congreso
             de Angostura en solicitar “la abolición absoluta de la esclavitud”. En el
             mismo año de realizada la Constituyente de Angostura, solicitó al vice-

             presidente Santander cinco mil esclavos conscriptos para incorporarlos
             al ejército. El vicepresidente presentó argucias legales con el pretexto de
             ser una población de mano de obra que se perdían de la agricultura o de
             las minas. Bolívar ordenó su cumplimiento, “manifestando ser altamen-
             te justa para restablecer la igualdad civil y política, porque mantendría
             el equilibrio entre las distintas razas”. Al mismo Santander, que argu-

             mentaba el superior interés de los propietarios, Bolívar lo aleccionó con
             estas sensibles palabras:
                   Yo creo que sería muy útil ilustrar de esos hombres alucinados
                 por su propio interés y a quienes su propio interés debe desen-
                 gañar. Ciertamente el oro y la plata son objetos preciosos; pero
                 la existencia de la República y la vida de los ciudadanos son más
                 preciosas aún. Creo debe escribirse, tanto a los jefes como a los
                 magnates, lo que conviene que sepan lo que afectan ignorar.

               Pues, Bolívar en otra comunicación al vicepresidente le señalaba: “…
             qué medio más adecuado y ni más legítimo para obtener la libertad que
             pelear por ella? (…) Me parece una locura que en una Revolución de
             Libertad, se pretenda mantener la esclavitud”.

               Ese era un problema central que el Congreso del Rosario de Cú-
             cuta lo avivó, pues lo que hizo fue extender a los dieciocho años la
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