Page 417 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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chasco!” . No pudo contener la opinión general, el deseo autonómico
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de las clases gobernantes, la ambición personal de los principales gene-
rales y sobre todo la falta de unidad real entre aquellos pueblos. Com-
prendería esto en su agonizar político, hacia 1829, cuando el prestigio
y la gloria de ser “El Libertador de América” no bastaban para impedir
la indetenible disolución .
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El primer escollo a transitar, pasadas las festividades en Angostura por
el nacer de Colombia, quedó relacionado con la condición desigual de
Cundinamarca y la centralización judicial decretada por el Congreso de
Venezuela. En ambos casos, el vocero mayor de los intereses neograna-
dinos, Francisco de Paula Santander, escribiría al Libertador-Presidente:
Cundinamarca no ha sido un país conquistado; el ejército de
V.E., condujo a este territorio no ha tenido que luchar con la opi-
nión general, ni con otros enemigos que con la fuerza organizada
y asalariada de los tiranos… Cundinamarca, por reconocimiento,
[56]_ Carta de Bolívar a Santander, El Rosario, 10 de junio de 1820.
[57]_ Ese año Colombia se preparaba para la reunión de un próximo Congreso Con-
stituyente. Un grupo de incondicionales, con Urdaneta y Vergara a la cabeza, pro-
movieron la idea de una monarquía constitucional con el enviado francés conde de
Bresson. Bolívar estuvo ajeno a esta idea. En noviembre Venezuela proclamó su sepa-
ración. Las rebeliones internas se intensificaron. Las críticas hacia el libertador, quien
ejercía una dictadura comisoria, fueron en ascenso. Su creencia apoteósica había pas-
ado una década después a esto: “El ministro inglés residente en los Estados Unidos,
me honra demasiado cuando dice que espera en Colombia sola, porque aquí hay un
Bolívar. Pero no sabe que su existencia física y política se halla muy debilitada y pronta
a caducar” (Carta a Patricio Campbell, 5 de agosto de 1829). “1º. La América es in-
gobernable para nosotros. 2º. El que sirve una revolución ara en el mar. 3º. La única
cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4º. Este país caerá infaliblemente en
manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi impercepti-
bles, de todos colores y razas. 5º. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por
la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6º. Sí fuera posible que una
parte del mundo volviera al caos primitivo, este sería el último periodo de la América”
(Carta a Flores, 9 de noviembre de 1830). La realidad rasgaba el velo de la utopía.