Page 54 - Viaje a Sandino
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Y cantaron más alto.
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Cien Conttras se entregaron ayer, antes ciento
cincuenta, la prensa ha reportado estas entregas.
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Teresa es la mascota, no más de diecisiete años,
morena vivaz y valiente, sin que yo lo pida, ella que
nota el desorden de mis cosas en la pensión las arregla
y cuando regresamos del puesto por las tardes, todo
está en orden. Le presto mi chaqueta porque está res-
friada y el viento frío de estas montañas es agresivo.
Me confiesa que tiene dos meses de preñada. "Qui-
siera estar en mi casa", dice. Los cachorros la quieren,
la protegen.
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Sórdida casa esta pensión, mucho más que la de
Santiago de Chuco, en Perú, cuando fui a trabajar
sobre Vallejo. Huele a mierda y a basura, hay que ba-
ñarse echándose agua con un envase plástico; tiene una
escalera sin luz y, en la noche, uno tropieza con tablas
y cajones. Duermo dando vueltas, todos los huesos me
duelen, la cama no tiene colchón, en cambio la almo-
hada tiene un Mickey Mouse bordado.
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