Page 43 - Viaje a Sandino
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la caña, los nervios en tensión y que ayer no quise ir
a cenar, prefería la cama y hoy, esta mañana, todos
salieron sin mí. Pensé que me dejaban y que tenían
razón por no estar listo y porque un civil no puede
retrasar el movimiento militar, tan estricto. Me sentí
deprimido, culpable y muy solo. Tomé un trago y me
puse a contemplar, ya resignado. Éste es un pueblo
de muchachas muy bellas, de muchos caballos para el
trabajo y el transporte. La gente saluda cuando pasa
y observa en silencio enigmático el movimiento de la
tropa, muchachos y muchachas en verde olivo y uni-
forme de camuflaje.
Cuando ya entraba para escribir boberías, entre
ellas la mía propia, apareció Chico León a buscarme
para desayunar y encontrarme con el Comandante.
—Aquí estoy. Saldré dentro de un rato.
-Hoy habrá baño -dice Chico León, quien me
prestó su sombrero de campaña, se empeñó y no pude
negarme.
Perdí mi cepillo dental, perdí pipas y fósforos,
a ndo sin equipo, aunque sí: estos cuadernos, bolígra-
fos y una pistola de gran potencia que ayer aprendí
a manejar. Llevo la cantimplora que compré en
Panamá, llena de buen ron.
42 ‹‹ viaje a sandino (san sebastián de yalí, nicaragua, 1985) Orlando Araujo