Page 313 - Sencillamente Aquiles
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aquiles nazoa
Los ateos que cuando el hijo les pide la bendición le
contestan yo te bendigo;
Imitar un idioma extranjero diciendo guaríguanche
son frijoles y cotejer;
Escribir con el meñique paradito;
Ponerse un algodoncito con leche de pecho para el
dolor de oído;
Cepillarle la planta de los pies a una persona que tiene
un ataque;
Tratar de despertar a la persona que tiene una pesadilla
llamándola por un nombre que no es el suyo, por creer que
si se la llama por el propio se vuelve loca;
Leer en el periódico las invitaciones de entierro para
ver si lo han puesto a uno;
Llorar leyendo;
Los novios rascados que la noche del matrimonio, entre
confidencias y cursilerías, le dicen a la mamá de la novia: Se-
ñora Fulana, usted pierde una hija, pero ha ganado un hijo.
Sacar un perro para que se purgue comiendo pajita;
Fumar desnudo;
Rezar para acostarse a dormir la siesta;
Los poetas que al saber que su mujer está embarazada
le escriben unos versos acerca del hijo que está por venir,
como aquellos que dicen:
«Tú le dirás si atolondrado crece,
que su papá lo encerrará en la cueva
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