Page 127 - Sencillamente Aquiles
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DEDICATORIA








                     Cuando yo digo el nombre de María,
                     que para mí es la voz del agua clara,
                     es como si a los campos me asomara
                     con la mano de un niño entre la mía.


                     Porque su nombre es campo en lejanía
                     con mastranteros de fragante vara,
                     y ella en las manos lleva y en la cara
                     los olores suavísimos del día.

                     Así pues fue el amor, sencillamente,
                     quien su nombre inscribió sobre mi frente
                     con cinco letras de melancolía.


                     Y no es mi voz sino el amor quien canta
                     como espiga sonora en mi garganta
                     cuando yo digo el nombre de María.
















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