Page 37 - Perforación mediática
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ESCALADA DEL IMPERIO CONTRA VENEZUELA
Hasta el golpe de abril de 2002 contra el gobierno constitucional
del presidente Hugo Chávez Frías, Estados Unidos actuó tras bas-
tidores. Promovió y financió a la oposición a través de fundacio-
nes y organizaciones no gubernamentales, sin pronunciarse abier-
tamente. El mismo 11 de abril de ese año, una vez consumado el
golpe de Estado, la Casa Blanca se quitó el antifaz de neutralidad,
cuestionó al gobierno de Chávez y reconoció al fugaz régimen de
facto de Pedro Carmona Estanga. No estaba en sus cálculos que
en cuarenta y ocho horas la conspiración sería revertida y abor-
tada la dictadura que, con su apoyo, había eliminado todos los
poderes constituidos de la República. La administración de Bush
volvería a las sombras de su aparente neutralidad para, desde allí,
apoyar lo que se planificó durante ocho meses: el paro y sabotaje
petrolero de diciembre de 2002 a febrero de 2003. Derrotado el
paro-sabotaje, retornó a su política del disimulo, aunque con
declaraciones espaciadas contra Chávez y su gobierno.
La reelección de George Bush fue la campanada para en-
frentar, ya abiertamente, al proceso bolivariano. La agresión sería
sistemática y ya no por encargo. No la colocaría en manos de fun-
cionarios estadounidenses de segunda o tercera jerarquía, ni a tra-
vés de voceros venezolanos de oposición, tantas veces derrotados
y sin pueblo. Los más altos cargos de la Casa Blanca, el Pentágono,
la CIA y el Departamento de Estado tomarían las riendas de los
ataques y pasarían abiertamente a la ofensiva. La voz de “play” la
daría la designada secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien
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