Page 394 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos
que buscar a sus legítimos continuadores en Benedetto Croce y Bertrand
Russell, para quienes el socialismo sucede históricamente al libera-
lismo, como principio de civilización y progreso. El verdadero liberal se
reconoce vedado de oponerse doctrinal y prácticamente al socialismo y
obligado a admitir el envejecimiento de las instituciones y programas
liberales, porque otra actitud sería antiliberal en el sentido más profundo
y viviente de su filosofía. Este es el drama del liberalismo, drama que en
la praxis pocos liberales han expresado y apuntado, tan puntualmente
como Mario Missiroli, y que en la teoría, en la especulación pura, ningún
pensador liberal ha afrontado tal vez con la lucidez de Croce. Si no son
muchos los liberales que asumen la misma actitud, es porque casi la
totalidad de los liberales que aún quedan, milita en el campo socialista y
carece de título y motivo para hablar en nombre del liberalismo.
Paralelamente a este proceso, se ha desarrollado el de la afirmación
y esclarecimiento de un espíritu y un pensamiento genuinamente socia-
listas. El movimiento proletario —sindicatos y partidos— había crecido
tanto en este siglo, bajo la tutela y el estandarte de la democracia ocho-
centista. Desde este punto de vista se había superado el pensamiento
de Marx, que echó las bases filosóficas de la revolución proletaria. En
los parlamentarios y capitanes del proletariado se prolongaba, casi sin
rectificaciones, el iluminismo y el progresismo de la burguesía. Georges
Sorel, es el pensador que con su obra inicia más enérgica y maduramente
la ruptura con este período lassalliano. Sus Reflexiones sobre la violencia,
representan; por su magnitud y consecuencias históricas, otro de los
libros del nuevo siglo. Sorel preludia una filosofía política anti-liberal,
guerrera, eminentemente revolucionaria por su función estimulante
contra el enervamiento evolucionista del proletariado, dentro de una
democracia basada en la transacción y el compromiso; pero de la que, al
mismo tiempo, tenían que servirse, invirtiéndola, los reaccionarios, en
el esfuerzo por defender el orden mediante una derogación lisa y llana
de las conquistas liberales. El pensamiento socialista se afirma antili-
beral por necesidad dialéctica, a causa de que el Socialismo aparece, en
la historia, como la antítesis del liberalismo, definido concretamente
como la doctrina de la sociedad capitalista. Pero no representa al patri-
monio liberal, en su valor civilizador, del mismo modo que no renuncia
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