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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista


              la China una expedición marcial punitiva de los europeos dirigida por el
              general alemán Waldersee.
                 Pero la invasión de las potencias occidentales no llevó sólo a la China
              sus ametralladoras y sus mercaderes sino también sus máquinas, su
              técnica y otros instrumentos de su civilización. Penetró en la China el
              industrialismo. A su influjo la economía y la mentalidad chinas comen-
              zaron a modificarse. Al mismo tiempo, miles de chinos salían de su país,
              antes clausurado y huraño, a estudiar en las universidades europeas y
              americanas. Adquirían ahí ideas, inquietudes y emociones que se apode-
              raban perdurablemente de su inteligencia y de su psicología.
                 La Revolución aparece, así, como un trabajo de adaptación de la
              política china a una economía y una conciencia nuevas. Las viejas insti-
              tuciones no correspondían, desde hacía tiempo a los nuevos métodos
              de producción y las nuevas formas de convivencia. La China está ya
              bastante poblada de fábricas, de bancos, de máquinas, de cosas y de ideas
              que no se avienen con un régimen patriarcalmente primitivo.
                 La Revolución China principió formalmente en octubre de 1911, en
              la provincia de Hu-Peu. La dinastía manchú se encontraba socavada
              por los ideales liberales de la nueva generación y descalificada, —por su
              conducta ante la represión europea de la revuelta boxer—, para seguir
              representando  el  sentimiento  nacional.  No  podía,  por  consiguiente,
              poner una resistencia seria a la ola insurreccional.
                 En 1912 fue proclamada la república. Pero la tendencia republicana
              no era vigorosa sino en la población del Sur, donde las condiciones de la
              propiedad y de la industria favorecían la difusión de las ideas liberales
              sembradas por el doctor Sun Yat Sen y el Partido Kuo-Min-Tang. En el
              Norte prevalecían las fuerzas del feudalismo y el mandarinismo. Brotó
              de esta situación el gobierno de Yuan Shi Kay republicano en su forma,
              monárquico y «tuchun» 220  en su esencia. Yuan Shi Kay y sus secuaces

                  Alemania, Italia, Francia, Rusia y Japón— con la franca simpatía del impopular
                  gobierno imperial de China. Irónica y despectivamente la califica José Carlos
                  Mariátegui como «expedición marcial punitiva de los europeos». Y de ella parte
                  para explicar la posterior transformación espiritual de China y los progresos del
                  movimiento democrático (Nota de Alberto Tauro).
              220   Gobernador  militar.  En  el  período  intermedio  entre  el  derrocamiento  de  la
                  monarquía  y  la  organización  de  la  república,  la  dirección  de  las  provincias


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