Page 379 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
la China una expedición marcial punitiva de los europeos dirigida por el
general alemán Waldersee.
Pero la invasión de las potencias occidentales no llevó sólo a la China
sus ametralladoras y sus mercaderes sino también sus máquinas, su
técnica y otros instrumentos de su civilización. Penetró en la China el
industrialismo. A su influjo la economía y la mentalidad chinas comen-
zaron a modificarse. Al mismo tiempo, miles de chinos salían de su país,
antes clausurado y huraño, a estudiar en las universidades europeas y
americanas. Adquirían ahí ideas, inquietudes y emociones que se apode-
raban perdurablemente de su inteligencia y de su psicología.
La Revolución aparece, así, como un trabajo de adaptación de la
política china a una economía y una conciencia nuevas. Las viejas insti-
tuciones no correspondían, desde hacía tiempo a los nuevos métodos
de producción y las nuevas formas de convivencia. La China está ya
bastante poblada de fábricas, de bancos, de máquinas, de cosas y de ideas
que no se avienen con un régimen patriarcalmente primitivo.
La Revolución China principió formalmente en octubre de 1911, en
la provincia de Hu-Peu. La dinastía manchú se encontraba socavada
por los ideales liberales de la nueva generación y descalificada, —por su
conducta ante la represión europea de la revuelta boxer—, para seguir
representando el sentimiento nacional. No podía, por consiguiente,
poner una resistencia seria a la ola insurreccional.
En 1912 fue proclamada la república. Pero la tendencia republicana
no era vigorosa sino en la población del Sur, donde las condiciones de la
propiedad y de la industria favorecían la difusión de las ideas liberales
sembradas por el doctor Sun Yat Sen y el Partido Kuo-Min-Tang. En el
Norte prevalecían las fuerzas del feudalismo y el mandarinismo. Brotó
de esta situación el gobierno de Yuan Shi Kay republicano en su forma,
monárquico y «tuchun» 220 en su esencia. Yuan Shi Kay y sus secuaces
Alemania, Italia, Francia, Rusia y Japón— con la franca simpatía del impopular
gobierno imperial de China. Irónica y despectivamente la califica José Carlos
Mariátegui como «expedición marcial punitiva de los europeos». Y de ella parte
para explicar la posterior transformación espiritual de China y los progresos del
movimiento democrático (Nota de Alberto Tauro).
220 Gobernador militar. En el período intermedio entre el derrocamiento de la
monarquía y la organización de la república, la dirección de las provincias
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