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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
acuerdo. A la tendencia clasista o revolucionaria le tocaba reconocer
que, por el momento, la revolución debía ser considerada como una meta
distante y la lucha de clases reducida a sus más moderadas manifesta-
ciones. A la tendencia colaboracionista le tocaba conceder, en cambio,
que la colaboración no significase, también por el momento, la entrada
de los socialistas en un ministerio burgués. Bastaba eliminar esta cues-
tión para que la vía de la polarización socialista quedase franqueada.
Sobrevino entonces un incidente que acentuó y exacerbó momentá-
neamente esta única discrepancia sustancial. Millerand, afiliado a uno
de los grupos socialistas, aceptó una cartera en el ministerio radical de
Waldeck Rousseau. La tendencia revolucionaria reclamó la ex-confesión
de Millerand y la descalificación definitiva de toda futura participación
socialista en un ministerio. La tendencia colaboracionista, sin solida-
rizarse abiertamente con Millerand, se reafirmó en su tesis, favorable,
en determinadas circunstancias, a esta participación. Briand que debía
seguir, poco después, la ruta de Millerand, maniobraba activamente por
evitar que un voto de la mayoría cerrase la puerta de la doctrina socia-
lista a nuevas escapadas ministeriales. Pero, entre tanto, algo se había
avanzado en el camino de la concentración socialista. Los grupos, las
escuelas, no eran ya nueve sino únicamente dos.
A la unificación se llegó, finalmente, en 1904. La cuestión de la
colaboración ministerial fue examinada y juzgada en agosto de ese
año, en suprema instancia, por el congreso socialista internacional de
Amsterdam. Este congreso repudió la tesis colaboracionista. Jaurés,
que hasta ese instante la sustentó honrada y sinceramente con un gran
sentido de su responsabilidad y de su deber se inclinó, disciplinado,
ante el voto de la Internacional. Y, como consecuencia de la decisión de
Amsterdam, los principios de un entendimiento entre la corriente diri-
gida por Jaurés y la corriente dirigida por Guesde y Vaillant quedaron, en
las subsecuentes negociaciones, fácilmente establecidos. La fusión fue
pactada y sellada, definitivamente, en el congreso de París de abril de
1905. En el curso del año siguiente, el Partido Socialista se desembarazó
de Bríand, atraído desde hacía algún tiempo al campo de gravitación de
la política burguesa y los sillones ministeriales.
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