Page 449 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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          Capitulación concedida al ejército español después de Pichincha



            En la ciudad de Quito a veinte y cinco de mayo de mil ochocientos veinte
          y dos: conociendo que las circunstancias de la guerra obligan a tomar un me-
          dio de conciliación que ponga a salvo los intereses del ejército español, con la
          ocupación de esta ciudad y provincia, por las divisiones del Perú y Colombia
          a las órdenes del señor general Sucre, después de la victoria conseguida por
          éste en las alturas de Pichincha, en la que los dos ejércitos se batieron con el
          ardor que les es característico, en atención a que la falta de comunicación con
          la Península, la opinión general del país, y los pocos recursos imposibilitan
          continuar la lucha; siendo conforme con las instrucciones de la Corte dadas al
          Excmo. señor general Mourgeón por el ministro de la guerra en 3 de abril de
          mil ochocientos veintiuno, determinaron los jefes de los dos ejércitos, transi-
          gir las desavenencias nombrando al efecto el señor general Sucre, a los señores

          coroneles don Andrés de Santa Cruz jefe de las tropas del Perú, y Antonio
          Morales jefe de estado mayor de las de Colombia; y el Excmo. señor general
          don Melchor Aymerich, a los señores coroneles don Francisco González, a
          don Manuel María Martínez de Aparicio, ayudante general y jefe de estado
          mayor de la división española y al ayudante del mismo cuerpo don Patricio
          Brayn, los cuales después de reconocidos sus poderes estipularon los artículos
          siguientes:
            Artículo 1° Será entregada a los comisionados del señor general Sucre la for-
          taleza del Panecillo, la ciudad de Quito, y cuanto estaba bajo la dominación
          española a Norte y Sur de dicha ciudad con todos los pertrechos de boca y
          guerra y almacenes existentes.

            Artículo 2° Las tropas españolas saldrán de dicha fortaleza con los honores
          de la guerra, y en el sitio y hora que determine el señor general Sucre, en-
          tregarán sus armas, banderas y municiones; y en consideración a la bizarra
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