Page 25 - Frutos Extraños
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Tierra
Mi madre me pidió que la enterrara en la pata del semeruco, donde Gisela pudiera
comérsela. (Se acomoda un nido de cabellos blancos sobre la frente). Nunca me
desvanecí tan pronto. Nunca estuve tan sola. Gisela no ha vuelto a la sombra del
árbol. Crece y se hace frondosa. El mes pasado los semerucos le reventaron en el
vientre. Te hubiese gustado frotarla con aceite, mamá. A ella, que estuvieras para
contener la naturaleza irremediable de hacerse mujer. Gisela es la fruta del
paraíso, roja, cuando llueve se deslíe en puntos concéntricos sobre la tierra. Aquel
pájaro la mastica y se la lleva en el buche. La tira en la mesa sobre el mar y
enciende el cielo.
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