Page 37 - Escritos de ayer y hoy
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carreteras y mar, con una planificación estricta nos encontra-
          mos en el viejo aeropuerto de Orly en París, Francia, a las 5 p.
          m. de un buen día del mes de enero de 1979, tres camaradas:
          Mohamed Latif, Fadi Kallab y mi persona, tres militantes de
          las rojas auroras, comprometidos con la causa Palestina hasta
          que dejemos de pensar.
            Fadi Kallab era entonces un joven estudiante de una univer-
          sidad de Madrid. Con el transcurrir de los años, hoy es abo-
          gado en ejercicio y cónsul honorario del Líbano, acreditado
          ante el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela,
          y sigue defendiendo y peleando por la Doctrina Bolivariana
          como si fuera ayer.
            Mohamed Latif era palestino y llegó a ser conocido por el
          Comandante Chávez. Mohamed fue un luchador y héroe de la
          causa Palestina. En la década de los años 70 del siglo pasado,
          comandó a 150 guerrilleros que tomaron parte de Amán, la
          capital de Jordania, dónde se gestó un levantamiento popular.
          Mohamed se nos fue en enero de 2017, allá en Jordania; sin
          embargo, él quería morir en tierra Palestina y que sus restos
          reposaran en su pueblo natal, Belén, pero no fue posible pese
          a los esfuerzos de sus amistades, de dirigentes del FDLP y su
          esposa, la camarada de siempre, la profesora Widad Arori de
          Latif. La oposición intransigente del Estado fascista israelí
          impidió que se cumpliera el deseo del camarada; habrá que
          esperar otro tiempo. También conocieron de la trayectoria de
          la familia Latif el diputado Saúl Ortega y la diputada María
          León –“La Leona”, como la llamaba el Comandante Chávez–.
            En mi caso, participé en el encuentro con el seudónimo de
          “Rafit-Emile” –camarada Emilio–, encargado de establecer las
          coordinaciones que garantizaran la seguridad para el desarro-
          llo normal del viaje. Esa misma noche partimos hacia la ciu-
          dad de Damasco, Siria.



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