Page 129 - Escritos de ayer y hoy
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para reiniciar un proceso serio de medición de conocimien-
          tos sobre la problemática interna de la organización, para una
          evaluación por parte de la nueva dirección que democrática-
          mente debemos designar. En relación con las misiones y tareas
          que me han asignado por parte de la dirección, creo que las
          he cumplido en lo fundamental, salvo por razones de salud o
          algún imponderable ajeno a mi voluntad.
            Globalmente, el error esencial de la secretaría de organiza-
          ción es que no ha tenido ni tiene una línea organizativa y de
          masas plenamente compartida por la dirección y la organiza-
          ción; esto tiene que ver con el largo período de burocratismo
          y vacilación político-ideológica que hemos padecido, con la
          ausencia de análisis científico de la realidad de la LS, con el
          espontaneísmo de la dirección nacional y también con la au-
          sencia de una conciencia dialéctica nuestra.
            Hubo como tres intentos de hacer una revisión y un ba-
          lance autocrítico de la LS, como fueron el corto período de
          la CON, luego en septiembre de 1986 cuando presentamos
          un informe sobre nuestra situación interna y, finalmente, en
          el pleno evaluativo nacional de 1990. En general, esos esfuer-
          zos no remataron en resultados positivos y de avances; todo lo
          contrario, la dispersión, el localismo y el voluntarismo siguen
          predominando por la ausencia de una política revolucionaria y
          un plan coherente que exprese esa política. En algunas locali-
          dades y regiones, en virtud de una relación de masas limitado,
          de un liderazgo y de algunas victorias en la conducción de esos
          procesos concretos, se nota un espíritu de pelea, de lucha, de
          vivacidad y de preocupación por la formación y el destino o el
          rumbo rectificador que debe tener la II Asamblea Nacional.
            En síntesis, como no superamos el idealismo filosófico ni
          definimos una política con claridad ajustada a la realidad del
          país y a nuestra organización, no estuvimos a la altura de las
          exigencias de la coyuntura 85-91. Reconozco categóricamente

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