Page 76 - Entre suenos y rochelas. Poemas y otros escritos
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En el camino me contó que hacía de todo un poco: regalaba son-
risas en los buses, encontraba perros extraviados, regaba flores de
jardines ajenos, consolaba novias desconsoladas, y daba alenta-
dores consejos a vegetarianos principiantes, entre muchos otros
oficios a los que se dedicaba, pero que la verdadera razón de su
regreso, además de poder abrazar a sus hermanos y demás fami-
liares, era promocionar un documental que acababa de terminar,
al cual entregó casi un lustro, en el que se refleja la vida de Don
Lunario Jaime de los Ríos. Legendario guitarrista, pescador y ca-
zador de sirenas, quien con sus más de cien años, asegura haber
atrapado más de doscientas de ellas. Cuenta Don Luna, como
le llaman por cariño en su pueblo, que las únicas herramientas
utilizadas para alcanzar su hazaña, fueron su lancha, su voz, su
guitarra y sus originales composiciones; a la vez que jura haberse
casado con la más hermosa de todas ellas, a la que encontró y pudo
domar hace cuarenta años atrás, en la Costa Norte del Atlántico.
Durante los tres días del encuentro, fueron pocos los momentos
en que no estuvimos juntos. Recorrimos las exposiciones, disfru-
tamos de los conciertos, y del resto de las actividades artísticas,
llevamos serenatas a amigos entrañables de los caseríos aledaños
y por las noches nos reuníamos con los músicos invitados, con
quién amanecíamos entre melodías, anécdotas y bocanadas.
Luego de aquel fin de semana volvimos a vernos, y a medida que
la fui conociendo, supe que en su maleta traía mucho más que
ropa y obsequios paralos suyos.
Le gustaba disfrutar de la buena música, la lectura y la poe-
sía. Podía pasar un día entero bailando con la orquesta de Luis
Alfonzo Larraín, teniendo como única pareja el palo de su esco-
ba. Admiraba tanto a Neruda, que recuerdo haberla acompañado
una tarde a una feria literaria en el centro de la ciudad, donde
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