Page 75 - Entre suenos y rochelas. Poemas y otros escritos
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La dama de la maleta mágica
Yo conocí a una dama que volvió a su tierra, desde otras tierras
que también son suyas. Habían pasado más de tres décadas des-
de el día que se fue. Vestía un espléndido huipil florido, que com-
petía con lo primoroso de su rostro. Su atuendo la hacía parecer
más de aquellos lares que de estos. Tenía nombre de personaje
bíblico y el porte de Donají, princesa zapoteca, que se entregó en
sacrificio por su pueblo.
Fue una gran casualidad conocerla. Viajábamos en el mismo tren y
antes de abordar estuvimos esperando por más de tres horas en la
estación, debido a que el elefante de un circo que había llegado de
Centroamérica, y que debía presentar su espectáculo para los habi-
tantes de un pueblo cercano, ante un sofocante ataque de claustro-
fobia, decidió salir a dar un paseo y no se le ocurrió otra cosa que
sentarse a disfrutar del paisaje, justo en las vías del tren. No fue sino
tres horas después, cuando uno de sus amigos malabaristas fue a
buscarlo y le avisó que ya estaba a punto de comenzar la función.
Durante ese tiempo pudimos compartir ciertas cosas de nuestras
vidas. Le dije que era maestro de escuela y hacedor de cuentos,
y que había sido invitado a un encuentro de saberes que se cele-
braría ese fin de semana al occidente del país, en el marco de las
fiestas en honor a San Antonio de Padua. Con la más hermosa
sonrisa y aún sin poder creerlo me dijo:
—Pues entonces nos seguiremos viendo, yo voy a ese mismo lugar.
Así nos dimos cuenta que los organizadores del evento, y mu-
chos otros de los que asistirían, eran amigos en común, con los
que ambos habíamos tenido largas y divertidas aventuras.
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