Page 28 - El cantar del Catatumbo
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Son variadas las vías para llevar a cabo ese movimiento
           que, masivamente, pueda tanto rechazar como coartar
           ese propósito. El primero de ellos es la integración cul-
           tural de nuestros pueblos. Si la idea de integración no
           encarna en todos y cada uno de los latinoamericanos
           como un horizonte axiológico superador, incluso de
           las divergencias ideológicas, no habrán fraguado sus
           cimientos.
              La ciudadanía debe comprender que para su propio
           desarrollo y crecimiento, incluso económico —y en
           esto incluyo a quienes pueden no tener un talante pro-
           gresista o poseer rémoras conservadoras— esa unidad
           los beneficia y, sobre todo, los dignifica como nación.
              La cultura, si no eleva los valores, —por ende no
           cambia la conciencia— es inválida. Por lo contrario, es
           ánima y potencia de los pueblos.
              Sobre este punto me extenderé en otro capítulo. Por
           ahora intentaré enunciar algunos instrumentos que ese
           movimiento podría utilizar para propagarse creativa y
           efectivamente.
              La revolución del conocimiento a través de los nuevos
           medios de comunicación; la creación de frentes profe-
           sionales, artísticos, académicos, obreros, de científicos
           en apoyo a este proceso integrador; el trazado de corre-
           dores culturales en el continente; la recuperación de las
           culturas insulares y los pueblos originarios; la voz y obra
           de los latinoamericanos en el exterior; la regionalización


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