Page 15 - El cantar del Catatumbo
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como ocurrió la eliminación dirigida, incluso entre los
            mismos revolucionarios, para que prevaleciera la estra-
            tegia de una u otra facción.
               Libertad, solidaridad, igualdad, sin estos valores o
            con la falta de uno de ellos cualquier revolución pierde
            sustento ético y sentido real. Asimismo, frente a la dis-
            crepancia —y más si nace de su propio seno— debe
            tanto cerrar el puño como extender la mano. La fe ciega
            en la revolución no debe ser fe porque toda fe deifica y,
            obviamente, no debe ser ciega para saber cómo y hacia
            dónde va.
               El imperialismo, llevó en su cartera de negocios no
            solo las recetas para la explotación de los pueblos, sino
            también un diseño geopolítico de sojuzgamiento que
            incluyó desde la devastación de los recursos de los países,
            apropiándoselos, hasta el genocidio.
               Así fue que, desde hace siglos, se llegó a instalar,
            como parte de la naturaleza del accionar político y con
            total impunidad, el crimen como uno de sus instru-
            mentos. El gobierno, cuya misión exclusiva es admi-
            nistrar el Estado, se arrogó el carácter de dueño y señor
            de la vida de los ciudadanos, credencial que nunca le
            refrendó pueblo alguno.
               En uno u otro caso (en el primero por irremediable,
            ante la falta de inteligentes soluciones pacíficas, y en el
            otro por la bastardía de sus propósitos) la beligerancia
            sigue siendo una muestra irreductible de la matemática


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