Page 9 - Del Tradicionalismo a la Modernidad
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mientras la inmensa multitud sigue padeciendo miserias? Ese no
es el sentido de la modernidad que espera Venezuela ni el
sentido de modernidad que podemos predicar los hombres y
mujeres afiliados a este gran movimiento del pueblo.
EL CAMBIO
Cuando nos proponemos el cambio y el desarrollo del país,
cuando hablamos de la transformación de Venezuela, decimos
que la riqueza abundante, las fábricas humeantes, el trabajo
compartido, el obrero en la fabrica y todo cuanto existe de labor y
de riqueza ha de estar dirigido a mejorar la condición humana y a
sacar de su miseria estructura de sometido para colocarlo en la
esclarecida y extraordinaria misión de ciudadano libre.
EL PROGRAMA
Por eso un programa de gobierno, más que el enunciado de
postulado y de frases, para cumplir en un periodo de gobierno,
debe ser y tiene que ser una condensada fórmula que lleve
seguridad al ciudadano, que ponga en manos del hombre de la
calle los instrumentos de su propia liberación y que le enseñe que
un país no se construye desde arriba, que un país no lo hace un
líder ni un gobernante, que un país lo hace un pueblo decidido
puesto al lado de sus dirigentes para que cumplan, más que las
palabras prometidas, las obras que van a satisfacer necesidades
perentorias de toda la población.
Programas y más programas. Pero ¿qué hacemos con éstos si
detrás de su enunciados no hay hombres para realizarlos? Si
detrás no está la voluntad popular que empuje a los realizadores
del programa señalándoles, para estimularles. los éxitos y los
errores que, corregidos en la marcha, puedan enderezar el camino
que conduce directo a la felicidad de la Nación.
Este es un movimiento del pueblo. En él tienen significado extra-
ordln río los jóvenes. Cuatro millones seiscientos mil venezola-
nos están por encima de los dieciocho años, tienen derecho a
votar, pero más de la mitad, las dos terceras partes casi en esa
inmensa población, están por debajo de los cuarenta años. Y ese
pueblo joven, ese pueblo de plenas energías desatadas en
una nación es como un río que se despeña desde la gran altura
para mover las turbinas que han de poner a caminar el progreso.
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