Page 566 - De mi propia mano
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tan favorables y cuyo desenlace será satisfactorio para ud. Mil y mil en-
horabuenas repito.
aunque la carta llegó a las siete de la noche a tiempo que cerraba una
para el general o’leary, le hice un extracto de todas sus noticias, por si
no iban otras a bogotá.
No dudo que la consecuencia del triunfo de Samborondón en las
circunstancias en que se halla Guayaquil, dislocado todo, y divididas las
tropas peruanas, proporcionen ocupar luego la ciudad; mas no espero
nada de la buena fe de Gamarra, a menos que su posición la obligue y
esto si creo que sucederá, porque es imposible que él pueda entenderse
en este momento, sosteniendo a Guayaquil, y atendiendo a dar impulso
a su movimiento revolucionario. la destitución de la Mar era lo que nos
convenía y ya está hecha, y ya es un triunfo obtenido y asegurado.
Por supuesto que a los motivos de contento por la causa pública, tengo
uno particular para congratularme de los trastornos del Perú. o’leary me
dice que nuestros políticos de plaza han improbado el tratado de Jirón,
porque no ha producido efectos al momento, queriendo que tengamos la
potestad de Dios para hacer las cosas en un día. ahora verán que pres-
cindiendo de nuestras circunstancias militares en febrero, el tratado de
Jirón valía más que una segunda y más completa victoria que la de tarqui,
porque ella nos habría dejado en la misma posición no teniendo escua-
dra, y habría unido a los peruanos contra nosotros; mientras que aquel
a la vez que justificó a colombia y a su Gobierno, ha sido un motivo de
desavenencias, y una manzana de discordia tirada entre los peruanos para
dividirlos y para facilitarnos todo, ya por los partidos que agitan al Perú,
ya por el deseo de la paz que tiene aquel pueblo, ya en fin, porque hasta
los más ciegos se han desengañado de que no hay tales miras de conquista
ni de ambición en ud. esto es sin contar con la manifestación hecha a
la américa y al mundo de que no fuimos los agresores en la guerra, y el
realce dado a colombia de su buena fe y de su política elevada más y más
por la perfidia de sus enemigos. el no haber ocupado a Guayaquil era lo
mismo de cualquier modo no teniendo escuadra en aquellos momentos,
pues sin ésta nunca pudo ser su ocupación el resultado de una batalla en la
Sierra, sino por una capitulación. Quizás yo tendré que escribir algo para
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