Page 563 - De mi propia mano
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pero confieso que para mí estimaría muy poco esa gloria. temo que me
                 acusarán de que manco y vejado, aún conservo demasiado orgullo; pero
                 así es el mundo.
                    estoy satisfecho y muy satisfecho de la conducta que en este momento
                 observa hacia mí el general Flores; él ha luchado entre su justa ambición
                 y los deberes de la amistad. ha querido conciliar su posición; pero yo en
                 correspondencia he tomado el partido que ud. verá, y que me parece el
                 más conciliador de nuestras respectivas situaciones. Me prometo que él
                 también quede satisfecho de mis procederes.
                    Siento que siendo ud. mi amigo y conociéndome, se atropellara a
                 escribir al libertador sobre mis contestaciones a la contribución que se
                 impuso a mi familia en octubre. Demasiado justificado de que no tengo
                 apego al dinero, hasta el caso de estar en el día mantenido por mi mujer, tenía
                 derecho a esperar que habiendo dado en lugar de empréstito donativo, que
                 habiendo cedido mis sueldos en medio de escaseces, y que habiendo a la
                 vez contestado desagradablemente, hallaran mis amigos muy claramente
                 que existía un motivo de disgusto muy superior a la exacción de dinero.
                 el apego al dinero sólo cabe en almas mezquinas; la mía es más apegada a
                 los respetos y consideraciones que creo haber merecido por mis servicios.
                 Después de aquella ocurrencia me han pedido dinero, ganado, etc., y lo he
                 dado pronto y gustosamente. al cabo de todo este asunto, lo que más me
                 molesta es, que después de haber escrito muchos pliegos aún tengo que
                 escribir para probar que no soy delincuente, porque no me dejé ultrajar
                 y saquear. es bien duro habitar un país donde el hombre está sujeto a tan
                 humillantes condiciones.
                    en fin, este asunto, lo había creído concluido; y me es disgustante
                 la precisión de haber vuelto a hablar de él por contestar a ud. De resto,
                 queda dispensada la falta que ud. cometió, y que fue ciertamente una más
                 grave falta a la amistad, conociendo ud. mi carácter.
                    Mis cartas a Guayaquil acusaron recibo de las dos últimas que ud.
                 me escribió desde allí sobre el combate con la escuadra, y que pasé al
                 libertador.






                                          biblioteca ayacucho
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