Page 32 - De mi propia mano
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se manifiesta en la forma en la que tituló cada documento, que una modifi-
cación sustancial hubiera implicado, en la práctica, hacer otro libro.
Por eso sólo nos atrevimos a incorporar una decena de documentos
que se distinguen por su alto valor histórico y que consideramos ineludi-
bles en una compilación como la presente. Estos son el documento 177,
que titulamos –siguiendo el estilo de Salcedo Bastardo, con frases entresa-
cadas del documento– “Después que papá murió”, y que es una carta a su
madrastra Narcisa Márquez de Sucre. Esta carta representa una ventana
abierta a su vida familiar, dándonos una clara imagen del Sucre hombre,
hijo y hermano preocupado por la suerte de los suyos. El documento 184,
“Que don Samuel se acabe de ir con Dios”, y que es la famosa carta a Bo-
lívar en la que le explica sus desavenencias con Simón Rodríguez. Repre-
senta episodio por demás singular en la obra y el pensamiento de tres de
los personajes fundamentales de la emancipación, en su visión de lo que
debe ser la vida republicana en trance de ser fundada. Agregamos, para
facilitar la comprensión del debate, las cartas que a su vez Rodríguez le
envió al Libertador presentando sus alegatos. El documento 185, “Con
el sello de la cultura moral y de la libertad”, contiene las instrucciones de
Sucre a los representantes de Bolivia ante el Congreso de Panamá y aporta
una visión de su pensamiento integracionista. El 188, “Ud. no debe ser
emperador, porque su gloria la sacrificaría miserablemente”, en el que le
habla a Bolívar de sus ideas políticas sobre la monarquía –a la que no abo-
rrece en sí– y la República. El 189, que titulamos “¿Podré yo evitar que
el incendio pase a Bolivia?”, nos presenta su análisis sobre la Cosiata y el
resto de los trastornos que ya empezaban a agrietar el proyecto bolivaria-
no. En el documento 193, “Todo lo que sea insultos personales no vale un
comino”, vemos las ideas de Sucre sobre la opinión pública y sus alcances.
El documento 204, “El estímulo a los hombres aplicados y laboriosos”, es
un sencillo memorando en el que se le asignan unos pesos al maestro de
escuela Mariano Cabezón, pero que habla del sentido profundo que de las
nociones de ciudadanía y republicanismo como proyecto moral, tenían en
el Gran Mariscal. El 226, “No quiero nada, nada, sino que me dejen vivir
en paz, con mi Mariana y en compañía de mi familia y de mis amigos”, por
el sólo título, nos dice de qué se trata: del estado de ánimo del Mariscal
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