Page 236 - De mi propia mano
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y su empleo; y yo confieso que no mandaría con confianza estas tropas que
habiendo notado mi vergüenza deben esperar mi vindicación. yo ruego que
ud. contemple un instante mi posición, particularmente después de tantas
ocurrencias en la campaña del Perú.
Mi corazón lucha ahora mismo entre mi obediencia, entre mi gratitud
a las distinciones con que ud. me ha honrado, y entre el justo amor a la
estimación de mis paisanos: en tal conflicto, mi General, me aventuro a
implorar de ud. que me permita continuar acompañándolo en mi estado
pasivo y batiéndome como un soldado en cualquiera ocasión en que se
comprometan nuestras armas, mientras ud. me concede la oportunidad de
presentarme al gobierno de colombia para justificarme. Puedo ser culpable
de una desgracia que sufrí en el sur, que merezca castigo, y que confunda
los demás sucesos. yo estoy resuelto a sufrirlo y a manifestar los hechos
para no llevar vanamente distinciones que en tal caso deshonran. Vale más
renunciarlas, y procurar en una vida privada ser útil ciudadano.
Muchas otras razones que apoyan la súplica que humildemente hago
a ud., extenderían demasiado esta carta en que deseo no molestarlo: yo
espero, mi General, que seré dispensado y que ud. querrá aceptar los
sentimientos de la más cordial deferencia, y del sumiso respeto con que
es su muy apasionado y muy obediente servidor.
a.J. de Sucre
O’Leary, t. i, f. 97.
Insertamos a continuación los párrafos de la “Memoria del
Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra al Primer
Congreso Constitucional de Colombia en el año de 1823”,
que ofendieron al general Sucre.
Estaba reservada al Libertador Presidente la gloria de libertar el depar-
tamento de Quito. No hay quien ignore los esfuerzos tan multiplicados como
infructuosos que había hecho la República desde su primera época por llevar
la libertad a sus hijos primogénitos. Las rocas inaccesibles del Juanambú y
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