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Agricultura urbana en Venezuela | 209
incorporan en estos ecosistemas particulares características asociadas a sus
estilos y medios de vida, instituciones sociales formales y no formales y
procesos económicos y políticos, entre muchos otros atributos sociales
(McPhearson et al., 2016).
En este contexto, uno de los principales problemas a abordar en
nuestras ciudades desde la mirada de la “ecología de la ciudad” es la baja
producción de alimentos para su autosustento, emergiendo como alternativa
la agricultura urbana agroecológica, la cual resulta una acción política,
económica y cultural transformadora para promover una producción
agroalimentaria que conlleve transformaciones metabólicas urbanas.
Partiendo de las nociones del metabolismo social postulado por Marx
hacia 1867 (Reina, 2013), se puede referir que las ciudades capitalistas
se caracterizan por presentar metabolismos lineales, en los cuales la
dependencia de materiales y energía de otros ecosistemas circundantes
es extremadamente elevada al igual que la excreción de residuos y calor.
Al promover los procesos de apropiación dentro del metabolismo
urbano desde una mirada ecosistémica de la ciudad, se contribuye a su
circularización, lo cual implicaría una alteración de los flujos de materia
y energía, así como también la transformación de sus relaciones sociales
de producción.
En los sistemas socioecológicos, caracterizados por ser sistemas de
factores biofísicos y sociales que interactúan regularmente de una manera
flexible y sostenida, y por contener un conjunto de recursos críticos
(ecológicos, socioeconómicos y culturales) cuyo flujo y uso está regulado
por una combinación de los sistemas ecológicos y sociales, ocurren
procesos donde el ser humano transforma energía y apropia, circula,
transforma, consume y excreta materiales (Cook, 1973; Toledo y González
de Molina, 2007; Toledo, 2008).
Al estudiar el metabolismo social en las ciudades desde el enfoque
de la ecología urbana, el cual toma en cuenta las diversas complejidades
ecosistémicas —biofísicas, sociales, políticas, económicas y culturales—,
los procesos de apropiación antes referidos adquieren una destacada
importancia. No obstante, cabe destacar, como afirma Golubiewski
(2012), que, para referir nociones de metabolismo social y en específico
de metabolismo urbano desde la mirada de los ecosistemas urbanos, debe
evitarse la tendencia generalizada a asumir la ciudad desde analogías del
reduccionismo biologicista, que comúnmente realizan análisis metabólicos