Page 425 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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cuestionaron la legitimidad de los diputados de Casanare “la parte más
insignificante de la Nueva Granada” para aprobar la Ley Fundamental
de 1819. Hubo también adalides de la unión (Pedro Gual, Fernando
Peñalver, Vicente Azuero, Miguel Tobar, Lorenzo Santander, Manuel
Campos, entre otros). Sin embargo, la escisión se impregnaba en una
parte considerable de la diputación, la cual solo acordó asentir una uni-
dad circunstancial por las imposiciones del momento. La situación así
lo requería: España no había desistido en recobrar sus colonias, ninguna
nación del orbe reconocía la independencia , mientras que el proseguir
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del conflicto demandaba recursos que Venezuela sola no podía sufragar.
Asimismo, la Nueva Granada necesitaba del vecino territorio para ase-
gurar su propia existencia, pues con Morillo en Caracas y Aymerich en
Quito sus oportunidades de supervivencia disminuían.
La visión de Colombia como una gigante con pies de barro podría
emplearse como la metáfora más acertada para describirla. Fue una uni-
dad político-administrativa circunstancial, motivada por los avatares de
la guerra. Era un Estado de gran proyección internacional pero con
enorme precariedad interna. No pudo hacer frente de manera eficaz a
sus crisis políticas porque aquellas eran generadas por la misma clase
dirigente carente de conciencia nacional colombiana. Antes de verse
como integrantes reales de un inmenso territorio, las élites pensaban
[74]_ La unión de las dos repúblicas procuraba en esencia “… consolidar y hacer res-
petar su soberanía” (Ley Fundamental). El objetivo de la anexión era no solo fomentar
un gran mercado al mundo sino un territorio suficientemente fuerte como para ser re-
spetado por el vecino Brasil monárquico y los regímenes de Europa. El creador de esta
magna nación explicó que la indiferencia de Europa y los Estados Unidos al destino de
los americanos meridionales se debió a: “… la multiplicidad de soberanías establecidas
hasta hoy… La falta de unidad y consolidación, la falta de acuerdo y armonía y sobre
todo la falta de medios que producía necesariamente la separación de las repúblicas”
(Carta a Santander, 20 de diciembre de 1819). Colombia daría un prestigio ante los
gobiernos de Europa y sobre todo frente al británico, verdadero árbitro mundial.