Page 276 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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             los que ganaron la guerra sino el relajo que había en España y la mala
             administración del rey Fernando VII. Reflexión muy simplista.
               Antes de Carabobo, al firmarse los tratados de regularización de la
             guerra comenzó el desaliento y la deserción y de las fuerzas españolas.
             Se marchaban en paquetes. Los españoles ya eran pocos, ni la sombra

             de la expedición de 1815. Solo los criollos al servicio de la corona ba-
             tallaban y hacían prodigios de valor para detener lo indetenible. Eran
             la carne de las filosas y temibles lanzas paecistas en llano de Apure y
             Guárico y que se cubrieron de gloria en la sabana de Carabobo. Morillo
             deseaba desesperadamente huir a España donde permanecía su familia
             y tenía cinco años sin verla. Allá tuvo oportunidad de atender cordial-
             mente a varios de los comisionados venezolanos en la corte española

             que buscaban el reconocimiento oficial a la nueva República americana
             y a quienes llamaba entre chanzas y veras insurgentes, brindaron con
             buen vino y se sentaron a su mesa.

             El Congreso por dentro
             El Congreso prosiguió sus sesiones. Discutían con libertad, se acerca-

             ban o se alejaban en los planteamientos. Seguían las dos tendencias en
             lo político, aunque estaban todos contestes en lo que deseaba Bolívar,
             la unión de los dos pueblos, el venezolano y el neogranadino. Lo había
             dicho desde hacía mucho tiempo: “La reunión de la Nueva Granada y
             Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras
             armas: es el voto de los ciudadanos de ambos países y es la garantía de
             la libertad de la América del Sur”.

               Uno de los puntos en la Constitución que se estudiaba era el de la
             posición política del nuevo Estado: centralismo o federación. Varios
             diputados granadinos abogaron porque ambos Estados conservasen su
             autonomía e independencia bajo un sistema de gobierno federativo,
             recordaba Gil Fortoul, pero que al final se impuso el centralismo. En su
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