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Visiones del ayer y hoy
sonreían sobre los terrenos de sabeo en el valle de Caracas; europeo que por la vez primera
Chacao los primeros arbustos del y para llevar a término el contempla una arboleda de café
café. A estas tertulias musicales pensamiento, señalaron en la en flor, recibe una impresión que
asistían igualmente muchos huerta de Blandín los arbustos le acompaña para siempre. Le
señores de la capital. que debían proporcionar los parece que sobre todos los árboles
En 1786 llegaron a Caracas dos granos necesarios para saborear ha caído prolongada nevada,
naturalistas alemanes, los señores la primera taza de café, en unión aunque el ambiente que lo rodea
Bredemeyer y Schultz, quienes de algunas familias y caballeros es tibio y agradable. Al instante,
comenzaron sus excursiones por de la capital aficionados al arte siente el aroma de las flores que
el valle de Chacao y vertientes del musical. le invita a penetrar en el boscaje,
Ávila. Al instante hicieron amistad A proporción que las tocar con sus manos los jazmines,
con el padre Sojo, y la intimidad plantaciones crecían a la sombra llevarlos al olfato, para en seguida
que entre todos llegó a formarse, paternal de los bucares, con contemplarlos con emoción. No
fue de brillantes resultados para el frecuencia eran visitadas por es nevada, no es escarcha; es
adelantamiento del arte musical, todos aquellos que, en pos de una la diosa Flora, que tiende sobre
pues agradecidos los viajeros, a su esperanza, veían deslizarse los los cafetales encajes de armiño,
regreso a Europa en 1789, después días y aguardaban la solución de nuncios de la buena cosecha que
de haber visitado otras regiones una promesa. Por dos ocasiones, va a dar vida a los campos y pan
de Venezuela, remitieron al padre antes de florecer el café, los a la familia. Pero todavía es más
Sojo algunos instrumentos de bucares perdieron sus hojas, y profunda la emoción, cuando, al
música que se necesitaban en aparecieron sobre las peladas caer las flores, asoman los frutos,
Caracas, y partituras de Pleyel, copas macetas de flores color de que al madurarse aparecen como
de Mozart y de Haydn. Esta fue la escarlata que hacían aparecer macetitas de corales rojos que
primera música clásica que vino las arboledas, como un mar de tachonan el monte sombreado por
a Caracas, y sirvió de modelo a fuego. ¡Cuánta alegría se apoderó los bucares revestidos.
los aficionados, que muy pronto de los agricultores, cuando en De antemano se había
comprendieron las bellezas de cierta mañana, al cabo de dos convenido, en que la primera
aquellos autores. años, brotaron los capullos que taza de café sería tomada a la
Planteado el cultivo del en las jóvenes ramas de los sombra de las arboledas frutales
café, como empresa industrial, cafetales anunciaban la deseada de Blandín, en día festivo, con
los dueños de las haciendas flor! A poco, todos los árboles asistencia de aficionados a la
mencionadas acordaron celebrar aparecieron materialmente música y de familias y personajes
aquel triunfo de la civilización, cubiertos de jazmines blancos de Caracas. Esto pasaba a fines de
es decir, el beneficio del arbusto que embalsamaban el aire. El 1786. Cuando llegó el día fijado,
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