Page 12 - Viaje a Sandino
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maneja pluma y arma a dedicación exclusiva de la re-
volución; María Teresa Castillo, a quien Nicaragua
debe el afán con que trabajó, y lo hace todavía, por
su libertad, y a quien yo debo el calor de su amistad
cubriendo mis huesos lívidos.
Va por Baltodano, Lanuza, Bosco, comandan-
tes en Yalí, va por los oficiales, por Oscar Cornejo,
el incansable médico, por los Cachorros, por quienes
juegan cada día la vida, defendiendo la vida que han
creado y seguirán creando y con quienes conviví uno
de los más intensos tiempos de mi vida.
***
Vi desde una ventana del avión a Trina, a Sebas-
tián y a José Guzmán, el del abrigo de amor.
Después el mar, el aire, el cielo, las nubes, la so-
ledad, un trago y Dios.
Estoy en Panamá sin conocerla, conociendo.
Una mujer por quien florecería mi seca vida, me
regala una empanada. Me mira con dulzura y tiene
dos hijos, ya son míos, en Panamá, tránsito de gloria y
de maldad. Amelia es su nombre y ya me comprende
en breve instante de pedirle que me sirva un ron de
su tierra mientras, al lado, voy a comprar y compro
dos cantimploras siguiendo la belleza de José Vicente
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