Page 344 - Todo César: Panorama de vida y obra
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Todo César 343



                   En  ese  congreso  de  naciones  americanas  –dice–,  donde  por  grande  e  increíble   Habitaban en Martí el aliento y los sueños de Bolívar, como para aquel levan-
                   desventura, son tal vez más los que se disponen a ayudar al gobierno de los Esta-  tar a América hacia la conciencia de su propia dignidad, hacerla volver los ojos
                   dos Unidos a apoderarse de Cuba que los que comprenden que les va su tranqui-  a sí misma tarea fundamental, y era necesario dentro de esa tarea enseñarle a
                   lidad y acaso lo real de su independencia en consentir que le quede la llave de la   mirar a Bolívar en su justa estatura de héroe muy nuestro. Martí lo hacía con
                   otra América en estas manos extrañas. Llegó ciertamente para este país (EE. UU.)   la comprensión de que era necesario apoyarnos en su ejemplo grandioso para
                   apurado por el proteccionismo la hora de sacar a plaza su agresión latente, y como   continuar en América lo que quedaba por hacer:
                   ni sobre México ni sobre Canadá se atreve a poner los ojos, los pone sobre las islas
                   del Pacífico y sobre las Antillas, sobre nosotros.                    Pensar en él –dijo–, asomarse en su vida, leerle una arenga, verlo deshecho y jadeante
                                                                                         en una carta de amores, es como sentirse orlado de oro el pensamiento. Su ardor fue
                 No escapaban a Martí tampoco las maniobras del vecino norteño desarro-  el de nuestra redención, su lenguaje fue el de nuestra naturaleza, su cúspide fue la
               lladas entre ciertos grupos cubanos para alentar la idea del anexionismo; en tal   de nuestro continente: su caída para el corazón. Dícese Bolívar, y ya se ve delante del
               sentido eleva su palabra:                                                 monte al que, más que la nieve, sirve el encapotado jinete de corona, ya el pantano
                                                                                         en que revuelven con tres repúblicas en el morral, los libertadores que van a rematar
                   En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante   la redención de un mundo. ¡Oh no! en calma no se puede hablar de aquel que no
                   soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no   vivió jamás en ella: ¡De Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o
                   exponer su bienestar personal en combatirla. Esa clase de hombres, ayudados por   entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía
                   los que quisieran gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su sangriento   descabezada a los pies...! Ni a la justa admiración ha de tenerse miedo, porque esté
                   precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Todos   de moda continua en ciertas especies de hombres el desamor a lo extraordinario;
                   tímidos,  todos  irresolutos,  todos  los  observadores  ligeros,  todos  los  apegados  a   ni el deseo bajo del aplauso ha de ahogar con la palabra hinchada los decretos del
                   la riqueza, tienen tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco   juicio; ni hay palabra que diga el misterio y fulgor de aquella frente cuando en el
                   costosa y fácil. Así halagan su conciencia de patriotas, y su miedo de serlo verdadera-  desastre de Casacoima, en la fiebre de su cuerpo y la soledad de sus ejércitos huidos,
                   mente. Pero como esa es la naturaleza humana, no hemos de ver con desdén estoico   vio claro, allá en la cresta de los Andes, los caminos por donde derramaría la liber-
                   sus tentaciones, sino de atajarlas.                                   tad sobre las cuencas del Perú y Bolivia. Pero cuanto dijéramos y aun lo excesivo,
                                                                                         estaría bien en nuestros labios esta noche, porque cuantos nos reunimos hoy aquí
                 Y al soñar con la integración de nuestra América proclama la necesidad de   somos los hijos de su espada.
               que esta encuentre sus propias raíces y sobre ellas construya su genuina fisono-
               mía:                                                                     Y hasta el fin de su existencia habría de acompañar a Martí el ideario que lo
                                                                                      identificaba a Bolívar y a los mejores hombres de la liberación de América. Por
                   La historia de América, desde los incas a acá ha de enseñarse al dedillo, aunque no se   eso, iniciada la guerra decisiva por la liberación de su patria y ya en los campos
                   enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es   donde se libraban batallas, escribe para el mundo:
                   nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los polí-
                   ticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el   Plenamente conocedor de sus obligaciones, con América y con el Mundo, el pueblo
                   de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda   de Cuba sangra hoy a la bala española, por la empresa de abrir a los tres continentes
                   tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.  en una tierra de hombres, la República independiente que ha de ofrecer casa amiga
                                                                                         y comercio libre al género humano.
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