Page 434 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
teodulfo: ¡Soy inocente, pero si fuera culpable, de todos
modos ya yo purgué mi culpa!
doña teodosia: Por eso debe ser que tenemos tanta hambre.
Los purgantes dan mucho apetito. (Llora).
teodulfo: Bastante castigo tengo con estar pasando ham bre
esta noche, mientras los ricos gozan bebiendo caviar.
(Tierno y evocador). ¿Recuerdas que el año pasado todavía
teníamos pianola?
doña teodosia: Sí… Poco a poco hemos ido saliendo de
todo: el juego de sillas negras con pañito de pabilo en
el espaldar, la lámpara de pitillos, el paño que decía
buenos días, el frasco de ají de leche tapado con una
tusa, el retrato del rey de Italia con marco de verada…
teodulfo (Llorando): ¡Oh veleidosa fortuna!… De nuestro
antiguo esplendor no quedaba sino la arepa que te-
níamos clavada detrás de la puerta, y esa me la comí
esta mañana.
doña teodosia (Con sentimiento): ¿Y por qué no me diste
la mitad, hijo jartón? Oh, Teodulfo, tú no amas a tu
madre.
narrador:
Y dejando a su madre sumida en la más honda tristeza, Teo-
dulfo ha salido en dirección al puente del Guanábano, re-
suelto a ponerle fin a su espantosa situación. ¿Se tirará
Teodulfo por el puente o le quitará las barandas para em-
peñarlas?… No deje de oír el próximo episodio de «Teodulfo
el Miserable», una llantonovela venezolana original de…
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