Page 408 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                   y no hay una puya
                   con qué responder.
                   Le debo al lechero,
                   le debo al chofer,
                   le debo al muchacho
                   que viene a barrer…
                   ¡Ya estoy fastidiado
                   de tanto deber!


                   popea:
                   ¡Oh, no, no llores, Nerón!
                   No llores si es que me amas,
                   pues el llanto que derramas
                   me destiñe el camisón.
                   Además —sigue Popea—
                   cuando tú lloras, Nerón,
                   pones la cara más fea
                   que un pleito en un apagón.


                   (Como un tiro de cañón
                   vuelve a entrar el Centurión,
                   y a Popea que lo embroma
                   porque está bañado en fango
                   le anuncia que en toda Roma
                   se formó el arroz con mango.)


                   centurión:
                   ¡Se alzaron cuarenta esclavos,
                   y en los choques producidos,
                   dos cabos fueron heridos
                   y el jefe picó los cabos!



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