Page 21 - La leyenda del turpial tricolor
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Pero en eso turpialito rompe con su silencio y les
           confiesa a sus amigos:
                —Mi cuerpo está sano, mas mi alma se encuentra triste.
           Porque ahora es cuando me estoy enterando que soy el ave
           representativa de esta tierra.
                En eso arrendajo lo interrumpe y le dice:
                —Yo pensaba que lo sabías, porque cuando mentiste
           te lo comentamos y te quedaste callado.
                Y turpialito muy avergonzado, le explica:
                —Es verdad lo que dices arrendajo, y callé, porque no
           entendí lo que decían.

                En eso lechuza le señala:
                —¡Pero hubieses preguntado! O es que no sabes, que
           mejor es un segundo de ignorancia, que toda la vida.
                Y arrendajo agrega:
                —Tiene razón, lechuza. Para aprender, hay que
           preguntar.
                Y lechuza le pregunta a turpialito:
                —¿Y ahora que sabes que eres nuestro representante,
           que piensas?
                Y turpialito muy desconcertado, le responde:
                —¡Mira, amiga lechuza, no sé, que decir!
                Y lechuza mirándolo con sus enormes ojos, le da un
           consejo:
                —Te voy a recitar unos versos para que nunca los
           olvides, y para que nunca dudes en preguntar lo que no
           entiendas.
                Y comienza:
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