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Guanipa Endenantico


                  Querida mamá, tú no estás en Caracas como son mis
            más profundos lápices en las manos tuyas propias (pero qué dispa-

            rate estoy escribiendo, Dios mío, y ya se va a llegar la hora, ayer me
            echaron un carro, coño, sabía que los tipos de la mesa tres tenían
            ganas de echarme el carro, se les veía en la cara y la forma en que
            pedían, así, con pendencia, ey, trigueña, tres tercios y un bolívar

            pa´ la rocola, no jó) pues te digo mamá lo que te digo.

                  Querida mamá, el lápiz me tomó en sus manos para que
            al recibo de ésta (no coño, no es así, Dios mío, qué me pasa, ayer

            casi no fiché y el maldito tombo ese que no deja de matraquear, tú
            sabes que yo soy la autoridad trigueña y ay este dolor de cabeza,
            el maldito ratón, querida).


                  Querida mamá el maldito ratón, qué digo, querida mamá,
            querida hoy te tomo como un lápiz en las manos (y el portugués
            ese que atiende a aquel cliente que es muy bueno y limpia esa mesa
            y trata de retener el viejo ese que siempre anda útil y recoge esas

            botellas y no jodas tanto portugués), mamá.

                          Porque mi deseo es tomarte al recibo de esta en
            mis manos como son mis más profundos lápices que te encuentres

            en unión de todos bien saludos a Berta, mamá (ya se está llegan-
            do la hora, hoy no me van a dar diario con el carro de ayer y este
            maldito ratón, querida mamá), yo por aquí bien, besitos al lápiz,
            qué es esto, Dios.


                  Ahora sí, coño, debo escribir de una vez, bien, con cal-
            ma, sin apuro, así.



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