Page 49 - Entre suenos y rochelas. Poemas y otros escritos
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pues me satisface
con su parabién
y créame también,
pues le soy sincero:
qué hermoso sombrero,
le queda muy bien”.
Cuentan que el que “a Dios
le agarró la chiva”,
quedó boca arriba
y diciendo adiós,
mientras que, los dos,
Paulita Bergolla
de brazos se enrolla
con su amor Torcuato,
se ven cada rato
comprando cebollas.
La boda y la farra
descansan en paz,
y al que habla de más
el diablo lo agarra.
Torcuato Zegarra
reza y dice Amén:
“Y a aquellos que ven
que mi nombre es feo,
yo también lo creo,
pero canto bien”.
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