Page 93 - De mi propia mano
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comisionado las instrucciones privadas que llevaba, habrá observado en
                 ellas la dignidad y miras benéficas que me animaron para dirigirlo a V.e.
                 revestido de mis poderes, y no sólo como simple conductor de un pliego,
                 ¿y por qué V.e. no permitió que él me escribiese los sucesos de su pri-
                 sión? V.e. lo ha determinado, a la verdad, con el objeto de hacerse de don
                 atanasio larios por medio de una política rastrera. Solicitándolo V.e. por
                 los trámites regulares y con la moderación debida, podría haber logrado
                 el canje con los prisioneros que existen en su poder [ilegible] tanto las
                 acusaciones que hay contra larios. los jefes de un Gobierno libre son
                 generosos de hecho, y muy superiores a la pueril vanidad de aclamarse
                 tales; pero V.e. me obliga a recordarle que recientemente (en noviembre
                 pasado) fue aprehendido cerca del cuartel General libertador el teniente
                 del ejército español Vinchenti y después de 15 o 20 días de arresto en
                 que se le justificaron todos los delitos que se imputan a borrero, S.e. el
                 general Bolívar mandó ponerlo en libertad; jamás se ha hecho mención
                 de este rasgo filantrópico; pero puede acaso informarlo a V.e. el coronel
                 Morales. y ¿no habrá una vergonzosa confusión al comparar este pro-
                 cedimiento con la benignidad que V.e. decanta por no haber ejecutado
                 a borrero, autorizado para ello por los tratados de noviembre, citando
                 estos convenios que para economizar la sangre han prohibido el castigo
                 de muerte aun a los criminales?
                    el capitán borrero bajo ningún concepto puede ser un delincuente,
                 ni prisionero de guerra: antes debe ser satisfecho por los agravios que ha
                 recibido en la detención; de lo contrario, la conducta de V.e. reglará la
                 mía.
                    Respecto a los recursos débiles o fuerzas de la República para comple-
                 tar su independencia en esta parte, me refiero al primer día de batalla en
                 que las amenazas de la pluma no competirán a las de la espada; y por lo que
                 hace a los insultos con que V.e. ha pretendido ofenderme, apenas ellos han
                 excitado mi desprecio: nada hacen a mi objeto y los he considerado como
                 la exaltación del rendido orgulloso.
                    concluiré pidiendo que V.e. conteste categóricamente si reconoce o no
                 a la provincia de Guayaquil comprendida en el tratado de Regularización
                 de la Guerra; será ésta nuestra última comunicación para evitar a V.e. sus


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