Page 92 - De mi propia mano
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de colombia, podía, aun cuando no estuviera incorporada a la República,
aceptar el armisticio sujetándose a ella. Sin esta negociación el gobierno de
colombia estaba facultado para enviar sus tropas a cualquiera de las pro-
vincias que no estuviesen oprimidas por las armas españolas. el gobierno
de Guayaquil deseando ponerse bajo los auspicios de la República, llamó
sus tropas y la venida de ellas a esta provincia en ningún sentido [ilegible]…
tío nuestra buena fe. Maliciosamente V.e. dice que el armisticio es una cesa-
ción de todos los aprestos militares para guerra y que los movimientos de las
tropas de nuestras líneas son una expedición. a la contestación terminante
que desde Popayán di en marzo sobre este mismo asunto, añadiré que las
palabras técnicas de la justicia responderán los errores de su aserción.
la prisión del capitán borrero es la aglomeración de todos los crímenes
con que un jefe puede manchar su concepto. este oficial bajo el carácter
de un comisionado (garantizado por notables circunstancias del armisti-
cio) ultrajado y casi conducido al patíbulo en Guaranda, es el oprobio de
la autoridad de V.e., y el ataque más violento al derecho de gentes. las
imputaciones groseras que se han prestado para tales procedimientos dan
un aspecto más detestable a esta conducta. Suponer que un edecán fuera
enviado a llevar proclamas y papeles, cuando los particulares pudieran
introducirlos fácilmente en un país que clama con entusiasmo por su li-
bertad, es la frivolidad más miserable de que pudiera valerse un hombre
para cohonestar sus extravíos. Quisiera hacer más honor a la reputación
de V.e. el capitán borrero pudo haber llevado papeles públicos porque no
creería una falta conducirlos durante el armisticio en que la comunicación
ha sido franca. los ciudadanos reciben en colombia en todos tiempos los
papeles españoles, y aun el Gobierno los circula: así es que las proclamas
de los jefes españoles las leerá V.e. en nuestros periódicos; bien es cierto
que nuestra constitución no está fundada sobre el terror. borrero pensó
que iba cerca de magistrados liberales y no calculó que las palabras son
las que únicamente se han cambiado en el sistema español respecto de
américa.
yo me he extendido demasiado: V.e. sabe que era mi deber anunciar
el rompimiento de hostilidades, y que había de intimarle por el conducto
de un oficial. Si V.e. ha llevado sus miras como creo, hasta extraer a mi
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