Page 82 - De mi propia mano
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21. laS ocuRReNciaS De Mi NaVeGaciÓN


                 (Del original).

                                                     Guayaquil, 12 de mayo de 1821


                 al señor ministro de Guerra y Marina, benemérito coronel Pedro briceño
                 Méndez.


                 Desde los puntos de turnaco y Río Verde, con fechas 10 y 15 de abril,
                 tengo comunicadas a V.S. las ocurrencias de mi navegación hasta allí, que
                 desgraciadamente se retardó mucho más de lo que yo creí, cuando me hice
                 a la vela en buenaventura el 4 del citado mes, y de lo que era necesario
                 para llegar a Guayaquil, y tener el tiempo suficiente a la organización de
                 la fuerza, que debe obrar sobre Quito, y conclusión de mis negociaciones
                 con este Gobierno, antes de ser fenecido el término del armisticio. las
                 calmas y el poco conocimiento que tenía de estas costas el comandante
                 de la corbeta que nos conducía, me detuvieron 28 días en el mar del Sur,
                 después de haber tocado en tumaco, a dejar allí cinco enfermos, y en Río
                 Verde, donde llegué con el objeto de hacer agua, recoger algunos víveres,
                 que ya empezaban a escasear a bordo, y mandar a tierra diez y siete enfer-
                 mos, cuyo número se aumentaba cada día, tanto por lo ardiente del clima
                 y larga duración del viaje, como por la estrechez e incomodidad con que
                 veníamos en un barco tan poco capaz. las calmas continuaban, y el agua
                 llegó casi a faltarnos enteramente a una distancia inmensa de este puerto
                 (hasta el caso de estar cuatro días con media botella por ración) agregándo-
                 se a todo la peste que empezó a declararse, y es consiguiente a tan funestas
                 circunstancias. Por fortuna no habíamos perdido más que seis hombres,
                 cuando avistamos la Punta de Santa elena, en donde a todo trance resolví
                 desembarcar, informado antes de que el camino y comunicación de este
                 puerto con Guayaquil era fácil, y no muy largo ya que aquel pueblo, que
                 dista de esta ciudad 35 leguas, estaba provisto de todo lo necesario para
                 la subsistencia y comodidad de una tropa tan fatigada.




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