Page 83 - De mi propia mano
P. 83

Desembarcado el batallón y ordenado que la corbeta continuase su
                 viaje hasta aquí con los pertrechos, vestuarios y armamento sobrante, me
                 adelanté a aquel pueblo a examinar personalmente su situación y propor-
                 ciones, y hallándolo, según se me había informado, regresé a conducir la
                 tropa después de haber destinado a uno de mis edecanes, que viniera a esta
                 ciudad trayendo mis comunicaciones oficiales para el Gobierno y para el
                 general Mires, en las cuales anunciaba mi llegada al punto de Santa elena,
                 y decía también a la junta las causas que me obligaron a desembarcar allí, y
                 que me hallaba en precisión de que el batallón Santander permaneciera en
                 el pueblo quince o veinte días, en tanto que los enfermos lograban resta-
                 blecerse. Me pareció conveniente pasar a esta ciudad para abreviar en todo
                 lo posible el objeto de mi comisión. Después de asegurar la subsistencia
                 de la tropa, y haber dispuesto un hospital, lo mejor que se pudo (en que se
                 colocaron 85 enfermos), emprendí mi marcha el 4 para esta plaza, y llegué
                 el 6 por la noche.
                    creí que la goleta que conducía a la 4 compañía habría tenido una
                                                       a
                 navegación más feliz, o mejor dirigida que la nuestra, y habría llegado ya a
                 esta ciudad; mas no ha sido así. Sólo he tenido de ella una noticia vaga de
                 haber desembarcado en Montecristi la tropa que venía a su bordo; pero
                 yo creo más bien que haya arribado a esmeraldas, y no será poca fortuna
                 para que pueda ser conducida a este puerto por los transportes de aquí, en
                 los cuales vendrá más cómoda y segura que en la goleta, pues la dilación
                 me hace temer algún extravío.
                    yo bien preví al embarcarme en buenaventura las privaciones, estre-
                 chez y fatigas que debíamos sufrir en transportes tan pequeños; pero en la
                 alternativa de padecerlas, o dejar de cumplir las órdenes de S.e. al mismo
                 tiempo que recibía comunicaciones del vicepresidente, en que me indi-
                 caba sus temores por la existencia de Guayaquil, y cuando por último la
                 cooperación que experimentaba de parte de otras autoridades era siempre
                 pasiva para realizar los planes del libertador, resolví arrostrar estos males,
                 que al fin han sido casi nada, respecto de lo que debieron ser en la corbeta,
                 y si la goleta no ha sufrido alguna arribada los supongo menores.
                    aquí no se esperaba que el gobierno de colombia enviase tan pronto
                 este recurso, llegado más oportunamente para restablecer la moral pública,


                                          biblioteca ayacucho
                                                45






       De mi propia 6 Arabigo.indd   45                                      12/11/2009   09:30:26 a.m.
   78   79   80   81   82   83   84   85   86   87   88