Page 549 - De mi propia mano
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210. Mi caRReRa eStÁ FoRMaDa PoR SeRVicioS
                                           PoSitiVoS

                                                      Quito, a 20 de octubre de 1828


                 a S.e. el general bolívar, etc., etc., etc.


                 Mi General:


                 el día 13 salió de aquí el comandante andrade con mis papeles para ud.,
                 y el 14 por la mañana llegó la noticia del horrible atentado cometido en
                 bogotá por la brigada de artillería en la noche del 25 de septiembre. a la
                 verdad que aunque he esperado todos los crímenes después que he visto
                 el estado de desmoralización de nuestras tropas, jamás pensé que hubiera
                 un colombiano que atentase a la vida de ud. Me he espantado de que
                 tal sea la situación en que nos hallamos; que ni el hombre a quien todo
                 lo debemos tenga siquiera su persona ha cubierto del desenfreno de los
                 partidos, y de los rencores de los facciosos.
                    Desde que fui herido en bolivia, dije en medio de mis dolores, que no
                 me eran tan sensibles mis heridas como el escándalo y el funesto ejemplo
                 de que las tropas pudieran tirar sobre sus generales. creía ya rotos desde
                 entonces en la américa los únicos restos que quedaban de la disciplina
                 militar; pero nunca pensé que alcanzara hasta intentar sacrificar al que
                 nos ha dado patria y existencia por satisfacer pasiones bajas, y preten-
                 siones más ruines. No sé si deba felicitarlo por haberse salvado, pues la
                 felicitación corresponde a todos los colombianos que tenemos en ud. el
                 lazo de nuestra sociedad, y la arca en que estamos metidos para escapar-
                 nos de las tempestades revolucionarias; de otro lado contemplo el alma
                 de ud. despedazada de dolor, ya por el mismo suceso que le convence de
                 la completa falta de moral pública de nuestros pueblos, ya por la mancilla
                 del ejército libertador.
                    Si algún bien puede traernos ese escándalo, es que tal vez se resuelva
                 ud. ya a poner remedios radicales en nuestras desgracias, y a separarse
                 de escrúpulos y consideraciones que nos han hecho vagar entre medidas


                                          biblioteca ayacucho
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