Page 546 - De mi propia mano
P. 546
tanto bolivia resucite del aturdimiento en que está. esto admite de un lado
esperanzas que pueden ser útiles; pero de otro, si los peruanos se unen y
se consolidan, también tienen tiempo para organizarse mejor y prepararse
más. No sé, pues, qué es lo más conveniente, porque también ignoro la
situación política del sur de colombia, lo cual pesa mucho en este asunto.
entiendo que Guayaquil está bamboleando y que hay bastante que vencer
para unir todos los ánimos. con los informes que obtenga en estos días,
me extenderé en otra carta.
hablaré por fin de mí. Después de cuatro meses y medio de sufrimien-
to, se cerró por último mi herida el día que llegué al callao; y hasta hoy que
tengo cinco meses cabales está consolidada la cicatriz. Sin embargo, los
dedos están tiesos, la mano muy débil y el brazo con muy poco ejercicio.
Dicen los cirujanos que continuando la curación para fortificar los mús-
culos, tendré libre uso al cabo de algún tiempo y con mucho ejercicio de
la mano; pero que siempre quedaré muy débil.
estaré en Guayaquil cuatro o seis días, y haré cuanto pueda por llegar
a Quito el 30 de este mes para reunirme a mi familia a los sesenta y seis
meses completos que me separé de ella. Vuelvo a colombia con el brazo
derecho roto, por consecuencia de estos alborotos revolucionarios, y por
instigaciones del Perú a quien he hecho tantos servicios, y de algunos boli-
vianos que tienen patria por mí. traigo por toda recompensa la experiencia
que me han dejado los sucesos; y ella me aconseja pertenecer a mi familia,
como tantas veces he dicho a ud. que es mi voto y mi ambición. el servicio
a pueblos ingratos me es tan molesto como la carrera pública. antes de
pisar el suelo colombiano repito esta declaración; así como repito, que el
mayor premio que puedo recibir por mis servicios, es la amistad y el afec-
to del libertador de mi patria. consérvemelo ud., mi querido General;
porque después de reunirme a mi familia, es lo que más me lisonjeará en
el retiro de mi vida.
tuve en el callao una carta de caracas, y sé que mis hermanos han sido
arruinados por los facciosos de la costa de cumaná. ud. sabe cuánto amo
a mis hermanos y cuánto anhelo llevar el encargo que me dejó mi padre,
por ellos. Ruego, pues, que se les auxilie con el dinero que por disposición
del Gobierno entregué en las cajas de Guayaquil para ser abonado a mis
De Mi PRoPia MaNo
508
De mi propia 6 Arabigo.indd 508 12/11/2009 09:30:54 a.m.