Page 540 - De mi propia mano
P. 540
aún pediré otro premio a la nación entera y a sus administradores:
el de no destruir la obra de mi creación, de conservar por entre todos los
peligros la independencia de bolivia, y de preferir todas las desgracias y
la muerte misma de sus hijos, antes de perder la soberanía de la República
que proclamaron los pueblos y que obtuvieron en recompensa de sus
generosos sacrificios en la Revolución.
De resto, señores, es suficiente remuneración de mis servicios, regresar
a la tierra patria después de seis años de ausencia, sirviendo con gloria a los
amigos de colombia; y aunque por resultado de instigaciones extrañas lleve
roto este brazo, que en ayacucho terminó la Guerra de la independencia
americana; que destrozó las cadenas del Perú y dio ser a bolivia, me conformo
cuando en medio de difíciles circunstancias tengo mi conciencia libre de
todo crimen. al pasar el Desaguadero encontré una porción de hombres
divididos entre asesinos y víctimas, entre esclavos y tiranos, devorados por
los enconos y sedientos de venganza. concilié los ánimos, he formado un
pueblo que tiene leyes propias, que va cambiando su educación y sus hábitos
coloniales, que está reconocido de sus vecinos, que está exento de deudas
exteriores, que sólo tiene una interior pequeña y en su propio provecho, y que
dirigido por un gobierno prudente será feliz. al ser llamado por la asamblea
general para encargarme de bolivia, se me declaró que la independencia y
la organización del estado se apoyaban sobre mis trabajos; para alcanzar
aquellos bienes en medio de los partidos que se agitaron quince años y de la
desolación del país, no he hecho gemir a ningún boliviano; ninguna viuda,
ningún huérfano solloza por mi causa; he levantado del suplicio porción de
infelices condenados por la ley, y he señalado mi Gobierno por la clemencia,
la tolerancia y la bondad. Se me culpará acaso de que esta condescenden-
cia es el origen de mis mismas heridas; pero estoy contento de ellas, si mis
sucesores con igual lenidad acostumbran al pueblo boliviano a conducirse
por las leyes, sin que sea necesario que el estrépito de las bayonetas esté
perennemente amenazando la vida del hombre y asechando la libertad. en
el retiro de mi vida veré mis cicatrices, y nunca me arrepentiré de llevarlas,
cuando me recuerden que para formar a bolivia preferí el imperio de las
leyes a ser el tirano o el verdugo que llevara siempre una espada pendiente
sobre la cabeza de los ciudadanos.
De Mi PRoPia MaNo
502
De mi propia 6 Arabigo.indd 502 12/11/2009 09:30:53 a.m.