Page 457 - De mi propia mano
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cuentas. es muy regular que la satisfacción que haya dado a ud. haya sido
                 mi acusación. Me ha tratado de caprichoso … debo perdonárselo porque
                 no sabe o no quiere distinguir de sentimientos ni de acciones; caprichoso
                 es el necio. firme es el hombre sensato … el capricho se sostiene con la
                 terquedad –la firmeza es propia de la razón.
                    No he querido escribir a ud. por no dar el menor indicio de que
                 intentaba disculparme, a esta bajeza descienden los súbditos, no los
                 amigos. Veintiun [sic] meses he dado de plazo para que me inculpe y
                 acuse quien quiera –a ud. para que juzgue– y a mí para hacer una prueba
                 que me interesa infinito … la de la amistad de ud. Si por casualidad,
                 un momento de olvido o de viveza ha podido deponerme del rango que
                 tan dignamente he ocupado por tantos años en el concepto de ud. los
                 mismos veintiun [sic] meses de silencio le habrán sido bastante para
                 ocultar una debilidad y que no sepa yo que Simón bolívar pudo, por
                 un instante, mi mérito al mérito más relevante del mundo. el amor es
                 muy delicado –la amistad lo es más aún, y en el hombre sensible estos
                 sentimientos son de una delicadeza extrema– la menor sospecha es una
                 mancha indeleble. Porque soy incapaz de perdonar una injuria no quiero
                 saber que me han ofendido; es cuanta generosidad puede esperar de mí
                 una amante o un amigo.
                    No por dar a ud. nuevas pruebas de mi adhesión a su persona sino
                 por llenarlo de satisfacción, le diré, que en honor de ud. me he reducido
                 a la última miseria. el sueldo de ud. señaló a la empresa lo gasté en ella.
                 No saqué de mi servicio otro provecho que el de comer con la gente que
                 había recogido, y el de vivir en la misma casa por algunos meses.
                    estando yo en cochabamba para establecer las escuelas un abogado
                 indecente que hacía de prefecto en chuquisaca deshizo cuanto yo había
                 hecho. a la vuelta me sintió una caterva de acreedores por deudas, que
                 el encargado del establecimiento, durante mi ausencia, había contraido
                 [sic] para mantener la gente con sentimiento del general Sucre por boca
                 de infante. Dí [sic] cuanto tenía, vendí mis libros, mi poca plata labrada y
                 hasta ropa, y no me alcanzó para cubrir; quise trabajar y no pude por falta
                 de capital. infante me prestó 300 pesos, Sucre 500, y la mayor parte fue para
                 pagar; me cojen [sic] las aguas en chuquisaca, y paso mil trabajos por falta


                                          biblioteca ayacucho
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