Page 456 - De mi propia mano
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Puede ser que la fortuna me ayude al fin … (y ud. ha de ser mi reina
de españa). De cristóbal colón se burlaron porque prometió una nue-
va tierra; por deshacerse de él le dieron unos barcos viejos; después los
europeos se disputaron el honor del descubrimiento; y ahora matan a los
americanos por quitarles lo que antes llamaron sueño. ¿Quién sabe si
después que yo haya presentado a los congresos de américa los rumbos
de una libertad que andan buscando en vano, no sale por ahí un Vespucio
dando su nombre a mi Nuevo Mundo?
Viéndome comprometido con ud., conmigo mismo y con bolivia en
la obra que ud. me confió … procedí. Mis conocimientos se descubrieron
en las primeras providencias que tomé –mi actividad hizo aparecer, en
el corto espacio de 4 meses, el bosquejo de un plan ya ejecutado en sus
primeros trazos– y mi prudencia venció las dificultades que opinan, por
una parte las gentes con quienes obraba, y por otra las que sostener sus
opiniones o por ejercitar su malignidad, se emplean en desanimar, des-
aprobar, ridiculizar, etc.; llegó el atrevimiento de un clérigo a términos de
insultarme groseramente en su casa. todo lo soporté; pero no pude sufrir
la desaprobación del Gobierno ni mucho menos el que me reprendiese en
público, ¡a mí, desairarme! … ¡reprenderme! … ¡a mí! … ni ud. y digo
todo con esto. Me retiré a mi casa, y con la inacción y el silencio respondí.
a un sargento que va a buscar forraje se le pone arrestado si en el lugar de
20 quintales trae 40 … a mí se me escribe, se me consulta, y si algo pa-
rece fuera de orden, se me dice privadamente, midiendo las expresiones
para no ofender mi delicadeza. yo no era un empleadillo adocenado de
los que obstruyen las antecámaras; yo era el brazo derecho del Gobierno;
yo er [sic] el hombre que ud. había honrado y recomendado en público
repetidas veces; yo estaba encargado de dar ideas no de recibirlas; yo me
había ofrecido a concurrir con mis conocimientos y con mi persona a la
creación de un estado, no a someterme a formulillas, providencillas, ni
decretillos – en fin, yo no era ni secretario, ni amanuense, ni ministro, ni
alguacil. Santander y umaña me comprometieron con la gente de mostrador
y de ruana en bogotá, y porque los evité dijeron que yo lo había echado
todo a rodar. en chuquisaca, Sucre me reprende como a un lacayo … no
sé lo que habrá dicho porque me salí de su palacio sin darle ni pedirle
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