Page 387 - De mi propia mano
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Repito a ud. que, si la casa de la plaza han convenido en venderla,
                 la tome ud. y se le hagan de mi cuenta aquellos reparos necesarios para
                 conservarla, pues yo pienso que la reformaré cuando vaya de un modo tan
                 absoluto que casi tendremos que ponerla en tierra. Si algo queda del vale
                 de los dos mil pesos, tome ud. ese resto en cualquiera hacienda de ud.
                 sobre mi cuenta, pues cualquiera rédito servirá para las reparaciones de
                 la casa, que además puede alquilarse por ahora. la otra casita he dicho a
                 ud. que si se proporciona la venta, la venda, pues para nada me servirá:
                 ud. sabe que por la orden del libertador está libre de alcabala. Si se vende
                 esa casa podemos rehacer la otra muy bonita.
                    Siempre desearía que de los diez mil y pico de pesos que debe dar el
                 señor bello se me comprara en barbacoas las dos arrobas de oro y el resto
                 le enviará ud. a Roca en Guayaquil. he librado contra Roca seis mil pesos
                 que ha destinado componer y arreglar la hacienda de la huaca que me dice
                 es muy buena, y su último avalúo montó a doscientos cincuenta mil pesos,
                 estando totalmente libre de pensiones: parece que dentro de poco podrá
                 dar esa hacienda mil pesos mensuales libres según lo que me informan.
                    en mi última carta anteayer dije a ud. que aún no sé cuando volveré a
                 colombia, pues los negocios de este lado se han enredado un poco con el
                 brasil según lo que veo, y es preciso aguardar el desenlace que tengan.
                    hablaré por fin de M... la carta de esta amable niña me ha sido a un
                 tiempo complaciente y desagradable: ud. verá mi respuesta que va para el
                 caso, abierta: es ésta mi posición el único partido que se me ofrece, para
                 cumplir a la vez mis deseos, mis deberes y mi palabra. a decir a ud. la ver-
                 dad M... es una mujer que me convendría porque su carácter con el mío se
                 avienen, porque después de dos años y medio de estar ausente, tengo por ella
                 tanto cariño como estando tratándola y porque es después de todo quiteña
                 y yo quiero una quiteña para compañera de mi vida: sin embargo de esto
                 yo no me atrevo a comprometerla en nada porque no sé ni cuándo vuelvo
                 a colombia. los asuntos de estos países van cada vez ligando más nuestra
                 suerte, y la mía está unida en cierto modo a la del libertador hasta el caso
                 de no tener voluntad para disponer de mi residencia: las consideraciones que
                 me tiene el libertador, nuestra amistad, en fin tantas cosas me arrastran con




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