Page 379 - De mi propia mano
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del año que viene. en fin, viéndome con el libertador sabré todo; suponga
ud. cuánto desearé conocer qué será de mí, y más cuando cada vez mi salud
me aconseja la vida privada. De la Paz he de escribir a ud. largamente sobre
todo. los señores de estas provincias han mostrado deseos de que yo los
mande por algún tiempo, y aunque quisiera servirlos, porque parece que
sinceramente tienen aprecio por mí, mi repugnancia al mando me detiene,
y mi anhelo de retirarme, puesto que el oficio de soldado se acabó.
Mucho he celebrado los ascensos de mis amigos en la catedral, ya los
había visto en una gaceta, y me prometía que el pueblo aplaudiese la elec-
ción del gobierno en tan excelentes sujetos. Felicítelos ud. de mi parte,
muy particularmente a mi querido doctor Miranda a quien siempre aprecio
más y más. al señor aguirre le dará ud. la adjunta carta y le dirá que he
visitado aquí a sus hermanas en las monjas carmelitas. a propósito ud.
hará una visita a mis carmelitas de Quito, y dígales que quisiera pasar con
ellas el día de mañana y que por ellas visitaré mañana a las de esta ciudad:
que siempre me encomienden.
Muy bien lo que ud. me dice de la casa de la plaza, y los medios que
ud. iba a emplear para tomarla de mi cuenta: yo la deseo por el buen lugar
en que está y porque reedificándola haré una casa bonita. estoy entendido
de que armero ha dejado la casita y que la tiene el coronel heres; pienso
vender esa casita para con su producto poner muy buena la de la plaza. Si
ud. ha conseguido ya la de la plaza, puede vender la otra, ud. sabrá que el
congreso del Perú me ha regalado una hacienda a 14 leguas de lima que me
dice el general heres que vale de 250 a 300.000 pesos, pero que es necesario
gastar bastante para ponerla en pie de producir mucho, y no tiene pensión
ni censo. Pienso poner esta hacienda en muy buen pie para con su producto
pasar una vida cómoda en Quito: para ello he librado contra Roca seis mil
pesos, y acaso se gastarán otros seis mil en los arreglos que necesita.
los huérfanos de esta ciudad me han regalado una pluma de oro guar-
necida de perlas para que mis hijos escriban las glorias de ayacucho (así
decía la arenga). el presente me ha parecido moralmente bello, todas estas
gentes se muestran muy agradecidas de los servicios que les he hecho de
establecer colegios aquí en Potosí y Santa cruz, y he tomado tanto empeño,
que creo conseguirlo en todo este año dotando cada uno con ocho o diez
biblioteca ayacucho
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