Page 351 - De mi propia mano
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el primero de Dragones Americanos y el segundo de las guerrillas de chichas;
y además la novedad de la comisión del suizo capitán eclés destinado por el
mismo olañeta a asesinarme por un premio de diez y seis mil pesos. No sólo
fue descubierto el veneno para este infame atentado, sino cartas de letras
del mismo olañeta a varios de sus amigos, para que diesen el dinero que
se necesitaba en la empresa. uno de los que debían facilitar dinero era el
coronel español ostria, que con seis jefes y oficiales más habían sido tomados
recientemente prisioneros, y yo acababa de poner en libertad en la Paz.
tocando este crimen sólo contra mí, quise no intervenir en la averiguación
del asunto, y cometí la causa al presidente de la Paz. los oficiales del regi-
miento de Dragones pidieron con razón la venganza de su compañero sobre
la cabeza de los prisioneros de la Paz; pero como estos no eran culpables
del hecho, ni aun el mismo ostria convencido de ser cómplice en mi asesi-
nato, reduje nuestra represalia a suspender la contra orden de la ejecución
de echeverría condenado por las leyes. yo encontraba en este ejemplar no el
deseo de sangre española, sino la urgente necesidad de contener un enemigo
furioso y desesperado que adoptaba medidas de una guerra atroz y a quien
era preciso oponer un carácter fuerte, firme y aun algo severo.
el 29 de marzo entré en Potosí y el 3 de abril en que terminó la guerra
por el combate en que murió el general olañeta, vi que la ejecución del
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brigadier echeverría como un ejemplar era innecesaria. Siempre se ha dicho
que perdonar un culpable es cometer un crimen; pero sin embargo, siguiendo
mi carácter naturalmente humano ofrecí a la mujer de echeverría que allá
en Potosí daría la orden para que la causa de su marido se sometiese al
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libertador, que sin duda alguna lo indultaría. esta orden la envié a V.S. el
5 del pasado, quince días antes de la ejecución, y poco después di otra a la
mujer de ostria para que éste fuese puesto en absoluta libertad. acaso la
justicia misma se ofendió de nuestras bondades en perjuicio de la sanidad
pública y de la paz conquistada con tanta sangre americana, y mi nota a V.S.
no llegó en tiempo.
Parece que mi conducta en el Perú indulgente, compasiva y generosa
con los vencidos no necesita esta exposición para encontrar ceñida a mis
23. combate de tumusla en que murió.
24. ofrecí a la mujer de echeverría, allá en Potosí, darle la orden.
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