Page 317 - De mi propia mano
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do al cuerpo soberano del Perú, que rompiendo mil puertas de bronce
entra hoy al templo de la libertad y de la ley. los soberbios enemigos de
la República no existen ya: el germen desorganizador de la anarquía ha
desaparecido: los partidarios del crimen y de la traición huyen de la tierra
del sol. la justicia, la paz, el orden han levantado en triunfo sus estandartes.
el Perú ha, por fin, formado su patria.
inmensos bienes debe la causa de la independencia a los legisladores
del Perú: el decreto de 10 de febrero próximo pasado, fue el bálsamo de
vida que hizo la resurrección de la República, y que a la vez, arrancó la
ponzoña que, en el corazón de la américa, amenazaba de muerte a un
mundo entero.
el ejército libertador presenta al congreso Nacional del Perú el ho-
menaje de sus respetos: él espera que sean recibidos por el poder supremo
de la República como un premio a sus servicios.
las provincias del alto Perú van a entrar en el goce soberano de sus
derechos. un corto número de tiranos, desesperados y agonizantes, no
impedirán que ellas se reúnan a discutir sobre sus intereses y decidir sobre
su suerte. estos pueblos no olvidarán jamás los sentimientos fraternales
que los unen al bajo Perú, y que los ligan en su carrera.
los escogidos de la nación peruana se dignarán aceptar la distinguida
consideración y profundo respeto con que tengo el honor de ofrecerme.
Su atento, obediente y muy humilde servidor.
Señor.
a.J. de Sucre
Gaceta del Gobierno del Perú, N 28, 27 de marzo de 1825.
o
Archivo de Sucre, t. V, pp. 175-176.
biblioteca ayacucho
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