Page 210 - De mi propia mano
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mismos embarazos que hubo entonces para admitirlo. la deposición del
                 ejecutivo en las apuradas circunstancias en que nos hallamos, para que
                 sus atribuciones recayesen en mí estando a la cabeza del ejército, se vería
                 siempre como una coacción ofensiva al congreso y a mí mismo; porque
                 hay delicadezas que ningún poder humano tiene derecho a traspasar y
                 quizás no se juzgaría mal, cuando yo que me hallo dentro del recinto de
                 estas novedades, calculo este paso como una violencia.
                    además, el último decreto se halla sin el pase del ejecutivo, y care-
                 ciendo de una fórmula tan esencial no sé si tenga la fuerza de la ley. Será
                 una aclaración entre el congreso y el ejecutivo, si sea o no practicable sin
                 este requisito; porque el ejército, compuesto de tropas aliadas, observará
                 una absoluta neutralidad en cuestiones que no son de su objeto, y que yo
                 creo le sean desagradables.
                    yo dije al soberano congreso que trasladándose a trujillo, según se
                 había decretado, sus deliberaciones serían respetadas por el ejército como
                 dictadas en el seno de una franca y absoluta espontaneidad: porque bajo
                 el influjo de las armas pueden notársele algunos vicios. Repetiré ahora
                 esto mismo, y añadiré si me es permitido, que las disensiones que se han
                 suscitado en estos instantes, lejos de servir de provecho a la causa pública,
                 la atrasan infinitamente, y lo que es peor, contagian al ejército y destruyen
                 su moral.
                    abusaré de la indulgencia del soberano congreso, para expresarle
                 mis opiniones. trasladados los tribunales a trujillo, conforme al supremo
                 decreto de 19 de junio, podrá la representación nacional juzgar si tiene
                 por qué, al ejecutivo y destituirlo, si fuere necesario, bajo los trámites le-
                 gales, entendido que las tropas aliadas no se mezclarán en estos negocios
                 puramente peruanos. No será demás tener en consideración las relacio-
                 nes y compromisos de la administración actual con el ejército del sur, único
                 que tiene el Perú, y el más llamado a terminar la guerra: porque si aquel
                 ejército viese de mal semblante una alteración, se introduciría en el país
                 el más terrible azote de las revoluciones, que es la guerra civil; y como los
                 nuevos cuerpos expedicionarios son compuestos de tropas aliadas, ninguno
                 querría entrar en partidos y se restituirán a los estados a que pertenecen,
                 dejando al Perú entregado a sus divisiones, haciendo un infinito retroceso la


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