Page 121 - Abril de Golpe y Contragolpe
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Las huellas del golpe







               No recuerda la hora exacta, pero sí la alerta que repetía
               la voz al otro lado del teléfono: “Hay que salir corriendo
               porque van a tomar Miraflores”. Doris Infante apenas pudo
               asimilar la información, cuando tomó “palos de piñatas”
               que encontró detrás de una puerta para distribuirlos
               entre sus camaradas y emprender la marcha hacia Puente
               Llaguno, escenario de una brutal masacre planificada por
               un puñado de golpistas, avalados por Washington.
               Era 11 de abril de 2002. Sus dedos índices y medios
               entintados del carmesí de un viejo labial para trazar
               líneas en las mejillas de sus compañeros a modo de “no
               confundirnos con la gente de la oposición”. Intuían la     121
               presencia de infiltrados, incluso llegaron a reconocer la
               esposa del entonces político de derecha William Ojeda
               entre el pelotón que se agolpó a escasos metros de la
               sede del Gobierno Nacional.

               Después  de recorrer  brevemente la avenida Baralt,
               anticipando una posible incursión violenta de quienes
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